Lorenzo Oliván, Las percepciones islas
La poesía entra en el torrente sanguíneo como desde un gotero para perseguir el blanco perfecto, la alta noche, el discurrir puro, las percepciones islas.
La poesía entra en el torrente sanguíneo como desde un gotero para perseguir el blanco perfecto, la alta noche, el discurrir puro, las percepciones islas.
«Llamamos “punto de encuentro” / a ese lugar / donde buscamos para ser hallados».
Hermoso título el del tercer poemario de Rodrigo Olay (Noreña, 1989), que remite a esos lances de la noche de San Juan en que los mozos saltan sobre el fuego para purificarse.
El Desguace del que habla Marcos Díez, en el título de su poemario, es el desguace que sufre nuestra realidad cuando nos abandonamos a las palabras, a su ritmo y a sus significados:
Después de quince años de probarse en otros géneros como el teatro, el haiku o la traducción, Valentín Carcelén (Albacete, 1964) regresa a la poesía. Lo hace cambiado, como no podía ser menos, elaborando más la meditación que en libros anteriores
Juan Antonio González Iglesias (Salamanca, 1964) ahonda en el estilo que le caracteriza, una poesía que finge ser ensayo y que sin embargo es pasión, que parece rasear con frases reflexivas pero que vuela con el esplendor relajado de las águilas.
«Seremos / el ciervo atropellado / junto a la carretera».