«Quién hubiera supuesto que aquí estabas, / tan lejos de mi lengua y de los míos, / esperándome tú, / serenidad».
Hermoso título el del tercer poemario de Rodrigo Olay (Noreña, 1989), que remite a esos lances de la noche de San Juan en que los mozos saltan sobre el fuego para purificarse. En la lectura asistimos a un salto similar.
Arranca Olay encorsetado por la forma, concentrado en cumplir con los imperativos del soneto. Y es solo cuando olvida esta obligación, cuando se suelta a la vida (que es cuando el lector piensa en rendirse), cuando instala su propia manera de decir. Muchas veces, en poesía, la manera de decir, la voz, es tan importante como lo que se dice. Es el caso.
A partir, más o menos, de “Cours de la somme”, nos engancha la calidez con que un poeta joven, pero muy viajado, mezcla con sabiduría sus experiencias amorosas con los paisajes lejanos y los recuerdos de niño, los homenajes a personas de la familia o tan cercanas que merecen serlo:
«Por qué es esta manzana que ya acabo / la misma que apañó / junto al pozo mi abuelo Ringo un día / y mi abuela Jovita fue cortándome. // Por qué si soy feliz / se me empañan los ojos solamente / con recordar sus nombres».
El dominio de la forma sigue ahí, pero importa mucho menos, porque lo que nos captura es la idea poética, bien elegida, y el cauce prosódico que nos guía de la mano hasta el cuidado final:
«Pájaro innominado, suave voz / de este lado del sueño, gracias, porque / desde esa tu enramada del acorde / cordial, / desde el sembrado de la luz que viertes, / me has silbado al oído este poema».
Participamos del canto de ese pájaro y del reino blanco que inaugura la nevada y de los hermanos, que se convierten de pronto en todos los hermanos, incluso de quien no los tiene. Compartimos además sus lances
«por Europa, ligeros de equipaje / vendimiando los campus, / limpios como soldados de alguna causa cierta / que partieran de casa susurrando / una oración de Horacio / y custodiasen / el silencio de un bosque tras los ojos. // Qué buscábamos, dime. No. Qué importa. / Sin duda lo encontramos».