Cáscara de nuez de Ian McEwan

Trudy mantiene una relación adúltera con Claude, hermano de su marido John. Éste, poeta y editor de poesía, es un soñador depresivo con tendencia a la obesidad cuyo matrimonio se está desintegrando. Claude es más pragmático y trabaja en negocios inmobiliarios. La pareja de amantes concibe un plan: asesinar a John envenenándolo. El motivo: una mansión georgiana valorada en unos ocho millones de libras que, si John muere, heredará Trudy.

Babilonia de Yasmina Reza

Un libro verdaderamente neurótico, estridente, que se lee con placer gracias a la aguda capacidad de observación de su autora, su mordacidad y el jadeo poético que anida en todos sus textos.

Cuentos de Roald Dahl

La ocasión es propicia ahora para recordar el centenario del nacimiento de este prolífico, equívoco por lo variado de su temática, exquisito en el planteamiento expositivo y fecundo por su sonrisa y su didáctica de la soledad que es Dahl.

Las chicas de Emma Cline

Las chicas es una fantástica primera novela que da muestras de ambición y que nos deja un enfoque distinto de una historia ya conocida que apenas es usada. Pero, sobre todo, Las chicas es un gran libro cuya lectura no puedo dejar de recomendaros; independientemente de si es o no la ópera prima de una escritora que, estoy segura, tiene por delante un futuro literario del que oiremos hablar. No dejéis que se os pierda este título.

De la ligereza de Gilles Lipovetsky

Ligereza pues como indicativo de ausencia de regulación impositiva, de aceptación del libre albedrío, de la creciente importancia del deseo como voluntad; una forma de ‘transgresión’ de la norma restrictiva en favor de una actitud casi libérrima.