Francisco J. Castañón: Equipaje sin lastre
Cuando el discurso tiene como origen no solo la inteligencia, sino también el corazón del que habla, el mensaje llega al lector de una manera más nítida, más humana: y eso, al fin, es cuanto pretende el autor y desea el buen lector. Se trata de que a éste se le trate con la consideración debida, con amistad y respeto, con sosiego y argumentos que validen todo aquello de la vida que nos confiere proximidad, entendimiento, y no palabrería innecesaria.