Casas vacías: El mandato actual de la maternidad cuestionado

Brenda Navarro reflexiona en Casas vacías sobre las maternidades y sus diversas formas de vivirlas. Sobre todo, cómo se estaba viviendo en México todo el tema de las personas desaparecidas, que le producía una sensación de incomodidad: «¿por qué no estamos hablando de este tema tan importante? ¿cómo vive una madre que tiene a sus hijos desaparecidos? ¿Cómo el mandato de la maternidad nos afecta y siempre de forma negativa? Quizás la maternidad está demasiado romantizada».

La autora mexicana afincada en Madrid no quería hacer un trabajo periodístico ni darles voz a las madres de desaparecidos, quienes ya tienen su voz, aunque nadie les ponga el micrófono. Fue por eso que la ficción le pareció el vehículo adecuado para cuestionarse sobre cómo se están viviendo las maternidades en México con un Estado ausente que deja impune desapariciones de niños de forma cotidiana.

El estado tiene ojos por todos lados pero no ve

La maternidad, que casi siempre asociamos con la felicidad, también puede ser una pesadilla: la de una mujer cuyo hijo desaparece en el parque donde estaba jugando, y la de aquella otra mujer que se lo lleva para criarlo como propio.

Brenda tenía ganas de hablar de una madre que tuviera un hijo desaparecido pero la segunda voz, la de quien lo roba, fue la primera imagen que le sobrevino llevándose al niño.

La madre natural es de clase media mientras la impostada es de clase baja. Sin embargo ese contraste no existe a la hora de enfrentarse a la maternidad. «Seas de clase media o baja hay una violencia estructural sobre las madres, no se dan las condiciones para que ejerzas tu maternidad y esa ausencia del Estado afecta a tus decisiones diarias. Aquí puede sonar raro que alguien robe un niño y lo trate como suyo pero hay otros problemas para ser madres: La ausencia de conciliación, los empleos precarios, abuso de los abuelos.» Afirma Brenda.

El proceso de escritura de las dos voces fue paralelo. La escritora alternaba ambas  para que las dos madres conversaran en su cabeza aunque no se escucharan. El contraste entre ambas madres es curioso: 

la madre natural es la que debería tener el cariño maternal y es quien no lo tiene, mientras la otra, no siendo la madre biológica, demuestra más afecto. Sorprendentemente cuenta Brenda que dependiendo del país han empatizado más con una o con otra. En México empatizan con la segunda, la impostada, y en Italia no quieren saber nada de ella.

Es cautivadora la forma de expresarse de ambas a salto de pensamiento, entre presente y pasado. Ambas madres están hablando de un trauma por eso sus pensamientos van a pedazos, tropezados en la primera, mientras la segunda voz quiere vomitar todo lo que le pasa. 

Quería una narración que el lector quisiera seguir leyendo.

Casas vacías por todo esto es un libro impactante, que hace reaccionar, que plantea preguntas sin obtener respuestas, dado que en el momento actual aunque se nos diga la verdad ya no la creemos. Por eso es destacable cómo ambas madres se adaptan a sus mentiras, justifican sus actos a través de la falsedad y esto no les culpabiliza. La autora obliga al lector a buscar todos los componentes para ver si hay otra opción, por eso presenta todos los puntos de vista para construir una verdad un poco más absoluta.

Casas vacías es un inquisitivo y reflexivo fresco sobre la maternidad que no dejará a nadie que lo lea indiferente, escrito con un talento impresionante.

Antonio Gamoneda presenta la segunda parte de sus memorias: La pobreza

Hace 12 años se publicaba “Un armario lleno de sombra”, la primera parte de las memorias de Antonio Gamoneda que abarcaba hasta los 14 años cuando entra como recadero y meritorio en el Banco Mercantil. Ahora se edita la continuación de sus memorias bajo el título de La pobreza, volumen que abarca desde allí hasta el año 2000 pero que incorpora reflexiones y referencias que abarcan hasta el presente.

El poeta y narrador asturleonés certifica algunas dudas respecto a la dificultad de encontrar el tono, a tener que desechar partes de los recuerdos, al proceso largo de trabajo que le ha supuesto escribir esta segunda parte, al pudor que conforma la primera parte de La pobreza. 

Solo por leer el texto introductorio merece la pena esta obra que hace muchos apuntes al presente, incluyendo páginas hilarantes sobre la situación actual y los escritores contemporáneos.

No faltan las reflexiones políticas sobre el hecho de que la posguerra no ha terminado para él, que quiénes esperaban el advenimiento de una nueva era siguen esperando. Sobre la democracia como manto que encubre la dictadura económica que a nivel mundial y por ende solo es una conquista ideológica.

Su mayor deseo ha sido encontrarse consigo mismo de forma fiable y conocerse mejor. Llegando a mantener una tensión consigo mismo a lo largo de todo el libro. Gamoneda ha caminado como un ciego reconociendo los lugares de su memoria, como él mismo confiesa «es mi vida e irreparablemente es también la visión de un tiempo».

Elísabet Benavent: El cuento perfecto «¿Y si el final de tu cuento no fuera como esperabas?»

El cuento perfecto es Elísabet Benavent en estado puro. En esta obra habla de la realidad, de la exigencia del sistema hacia la perfección como baremo de éxito o fracaso, de las presiones que recibimos sobre que el esfuerzo supremo y el ansía de triunfar son la marca de la felicidad, sobre no a adaptarnos a la doctrina de que si eres mejor, vales más y eres más feliz.

Reseña de Tema libre de Alejandro Zambra

La globalización del sentimiento que postula su colección de textos de ficción y no ficción Tema libre (Anagrama, 2019), independientemente de nuestra propensión al autoengaño, evidencia reductos, genera conciencias, postula interdependencias