Ray Bradbury fue un escritor muy prolífico. Reconocido por sus numerosos relatos y novelas, en su mayoría dentro del género de la ciencia ficción. También fue autor de poesía y teatro, sin olvidar su obras de no ficción. Pero tal vez su faceta menos conocida sea la de guionista. Quizás porque tampoco fue muy ubérrima. Quitando algún capítulo de la mítica serie televisiva “The twilight zone”, en cine se limitó a la adaptación del clásico de la literatura “Moby Dick” de Herman Merville, la cual se encargó de dirigir el genio déspota John Huston. Huston también aparece como coguionista del film, pero años más tarde, Bradbury confesó que éste puso su nombre en el guión cuando ya estuvo acabado, por lo visto era costumbre del controvertido realizador apropiarse de guiones de otros. Al parecer, John Huston se decantó por Ray para escribir la adaptación de la novela tras leer su relato corto “La sirena de la niebla”, en el que un plesosaurio se enamora de un faro.
Así es como un joven y novato Bradbury parte en 1953 hacia la lejana Irlanda a escribir el guión de “Moby Dick”. En cuanto pisó la isla, lo que más llamó su atención fue el verde que inundaba cada palmo de tierra, al menos el que le dio tiempo a ver antes de que la niebla y la perpetua lluvia hicieran acto de presencia. Ya habréis deducido que esas sombras verdes y esa ballena blanca a las que alude el título se refieren a la esmeralda Irlanda y la ballena que habría de cazar el persistente capitán Ahab. En realidad, lo que vuelve a hacer Bradbury es relatarnos una serie de cuentos, unos basados en sus vivencias, otros inspirados; todos acontecidos en tierras irlandesas. Usando como mcguffin la escritura del guión narra la experiencia vivida junto a los singulares irlandeses, fuentes, sin duda, de dichos hechos narrados no solo a lo largo del libro si no, podríamos decir, de gran parte de los relatos que escribiría durante su carrera. Esto lo podemos deducir al leer en este libro relatos que redescubriremos en otras recopilaciones que sufren sutiles cambios pero que llegamos a reconocer, como pueden ser: “Terrible conflagración en la casa” o “Una por su señoría y otra para el camino” que aparecen en “Fantasmas de lo nuevo”; “Banshee”, aparecido en “El convector Toynbee”; o uno que pareciéndome el mejor no consigo recordar su título, y por lo tanto no puedo ubicar en que recopilatorio se publicó posteriormente. En él trata el tema de la homosexualidad con tal sutileza, que consigue que los parroquianos de una taberna irlandesa lo vean como lo que es, algo normal. Recordemos que está escrito en los cincuenta. Haciendo un pequeño inciso, merece la pena recordar que todas estas obras recopilatorias la podemos encontrar editadas recientemente por Minotauro, dentro de su colección Bibliotecas de autor.
Los irlandeses que acogen como a uno más a nuestro joven escritor, nos recuerdan a la Irlanda de “El hombre tranquilo”, aquella película dirigida por John Ford en 1952, y protagonizada por John Wayne. Y como no podía ser de otra manera, es en un pub donde lo hacen partícipe y cómplice de sus testimonios y experiencias. También podemos ver como era el difícil e irreverente John Huston, haciendo patente el gran retrato que hizo de él Clint Eastwood en la cinta que dirigió y protagonizó en 1990, “Cazador blanco, corazón negro”. Un hombre de trato difícil que obligaba a aquellos que lo rodeaban a bailar al son que él tocaba. Por algo Ray Bradbury llegó a estar sin hablar con él durante más de veinte años.
Como toda obra de Bradbury, aquí sus relatos están cargados de filosofía poética, o de poesía filosófica. Nos lleva a través de lo terrenal y lo divino, fusionando ambas corrientes sin que podamos diferenciar lo uno de lo otro. Porque sus relatos están cargados de verdad con ese halo de fina ironía donde hace que nos paremos a observar lo que nos rodea y damos por sentado, sin que lleguemos, la mayoría de las veces, a darnos cuenta de que la vida se trata de eso, de nuestra cotidianidad y no de la espera de un hecho fortuito que nos cambie el modo de vivir y que nos lleva a obcecarnos con la idea de atrapar nuestra propia ballena blanca.
Un relato compuesto de relatos de una experiencia que marcó su vida, que le brindó la oportunidad de conocer a gente excepcional; que le brindó la oportunidad de trabajar con uno de los genios del cine y departir con gente sencilla que enriqueció su carrera como escritor. Un libro en el que plasmó tan extraordinario viaje y del cual nos hace partícipes a través de su excepcional pluma. Un libro que nos divertirá y nos hará pensar, pero del que sin duda aprenderemos.