José de María Romero Barea
En ocasiones, la ignorancia que asumimos se cumple en la autojustificación de una mentira que arrastra las palabras o las deja caer con una mezcla de nostalgia, sentimentalismo y adoración. Inverosímiles, los detalles extremos de la perplejidad de la escritora Helen Macdonald, cada uno con su historia de fondo, se alinean en el la colección de ensayos Vesper flights (Jonathan Cape, 2020), con “una sensibilidad”, en opinión del caminante y crítico Matthew Adams, “que, en su incansable curiosidad, en su precisión expresiva, en su tierna sagacidad, logra agrandar nuestras simpatías, refinar nuestra naturaleza, aumentar nuestra atención, despertar nuestro ser a las texturas edificantes del insondable reino de la diversidad”.
En la más reciente obra de la naturalista inglesa, se combinan los tropos y los géneros “para registrar y honrar la importancia de la heterogeneidad, así como el amor al exuberante reclamo natural”. Se urde con ello, según Adams, una no ficción de índole detectivesca, una saga experimental donde lo que perdura es la “compulsión de perseguir criaturas salvajes en busca de escapada, conexión, identidad, amistad”. Prolijo en invenciones, calidez y humanidad, despliega el tratado sus viñetas vívidas a modo de recordatorio creativo, a merced de las catástrofes repentinas que jamás desembocan en un remanso de paz.
En su artículo “Maravillosa llamada de lo salvaje”, el colaborador, entre otros, de The Spectator, The Observer o The Guardian, sostiene que los pensamientos abstractos de Macdonald, en bloques saturados de reflexiones, traman el autorretrato figurativo de la autora de H is for Hawk (2014), trazan las líneas de una fisonomía que es la peripecia ensimismada de un lirismo que, “al considerar a los animales como un espejo de sí misma y atribuirles sus propios deseos y necesidades, se embarca en un colapso de la diferencia que perjudica a ambas partes, negando la singularidad, el propósito, la autonomía y el valor de cada uno”. En Vesper Flights se promueven epigramas, se agregan epifanías a la narración episódica omnisciente, a través de la mente de la periodista británica.
Si bien las diferencias conforman nuestra existencia, son las conexiones con los demás, mejor que cualquier otra frontera, lo que nos define, concluye el escritor anglosajón en la edición de diciembre de 2020 de la revista The Critic. La circunspección de la Premio Samuel Johnson 2014 se niega a asentarse en ninguno de los avatares del sentimiento crudo, que adormece a voluntad los momentos incómodos o amortigua sus alegrías. Incluye “reflexiones sobre los viajes discretos de aves migratorias y humanos en fuga; los lineamientos de la mortalidad, los consuelos de la amistad; la experiencia traumática de los refugiados”. Propulsivo, el libro reserva sus sorpresas emocionales con una prosa apropiadamente memorable, un universo moral cuyos parámetros logran delimitar nuestras ansiedades.
Sevilla, 2020