Las convicciones propias, las expectativas correctas, el placebo como ejemplo de lo que las convicciones mentales pueden ejercer sobre el cuerpo, el valor del dinero, la asertividad, el miedo al no o el papel de la religión, son solo unos pocos de los asuntos que el sabio va poniendo de manifiesto ante un Julián que no había ido a buscar consejos para ser feliz pero que en realidad todo el mundo desea que le ofrezcan. Con poco que hurguemos en nosotros mismos podremos ponernos en la misma situación del protagonista de esta nouvelle.
Se muestra así mismo la belleza de una tierra llena de contrastes, hermosa, que invita a la reflexión y al descanso. De tradiciones milenarias, este paraíso en la tierra es retratado con destreza por el autor y nos contamina con el gusanillo del deseo de conocer esas tierras, sus playas su quietud de siglos y su gente amable, sonriente, con una perspectiva de la vida tan distinta a la nuestra pero tan cercana en sus necesidades básicas en tanto que hombres y mujeres.
Una de las grandes enseñanzas de esta novela es la no dependencia de los demás, sobre todo de aquellos que más parecen influirnos. La búsqueda de los sueños y de la propia felicidad está ligada a la independencia del criterio, a la búsqueda de la propia identidad desligada de la tiranía de la opinión de los demás. Aquí está la clave de esa búsqueda.
Este libro plantea interrogantes, introduce desafíos e invita a pensar en un tema tan importante y que ha sido objeto de grandes estudios y sigue acaparando el interés de todos los hombres y las mujeres de hoy. No hay nadie que en su sano juicio desprecie la posibilidad de comprenderse un poco mejor y avanzar un poco más en ese camino tantas veces sinuoso que es la propia existencia.
Capítulos breves que mantienen cierta tensión durante el relato para que sigamos leyendo, hacen de esta novela un buen compañero de viaje y es una recomendable lectura para este verano que se viene acercando hasta nosotros con su tranquilidad de tardes para pensar y para soñar. Consejos positivos que no nos vienen mal a ninguno aunque estemos dispuestos a discutir algunos de sus planteamientos, “El hombre que quería ser feliz” puede ser para sus lectores una puerta, un plataforma para comenzar a plantearnos grandes cosas dentro de nuestra existencia. El reto es enterarnos si Julián lo consiguió o no y si su maestro acertó con el diagnostico. Pasen y lean y que sean felices.
Pedro Crenes
RESEÑA OFICIAL DE LA EDITORIAL
Cuando, por curiosidad, el protagonista de esta novela decide acudir a un curandero antes de finalizar sus vacaciones en Bali, está lejos de sospechar que padece «infelicidad». Se inicia entonces una larga y fructífera conversación con el curandero en la que Julián verá derrumbarse, uno a uno, los pilares que sostienen su vida. Como muchos occidentales, Julián ha llevado siempre una vida muy ajetreada aparentemente feliz y exitosa, pero que esconde en realidad un poso de amargura que amenaza con arruinar su vida. A lo largo de sus repetidos encuentros con el curandero, Julián deberá descubrir cómo liberarse de lo que le impide ser realmente feliz y decidirá tomar, por fin, las riendas de su vida. Una reflexión, en forma de parábola, acerca del auténtico sentido de la felicidad.
Título: El hombre que quería ser Feliz | Autor: Laurent Gounelle | Editorial: Maeva | Páginas 192 | Precio 17,50€