Creo que el buen lector, el atento a la palabra limpia y elegida, a la sonoridad del mundo imaginado literariamente; el lector atento a lo significados sustanciales –más o menos expresos, pero sí intuidos- de las palabras, y a un cierto sentido del humor que allana el camino de comprensión de las cosas turbias, se dirá después de entrar aquí y allá de este libro tan breve como enjundioso: ‘pues si así son para este autor los ‘Esbozos y tanteos’ que ofrece de su obra, el conjunto general de su labor poética promete.