El poeta y académico Francisco Brines (Oliva Valencia, 1932), “intimista y entrañable, ha sido galardonado este lunes con el Premio Cervantes 2020, el máximo reconocimiento de las letras en español, según ha anunciado el ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes.
El fallo de este premio, dotado con 125.000 euros, ha sido hecho público en una rueda de prensa tras la deliberación del jurado, algunos de cuyos miembros han tenido que participar telemáticamente por la pandemia del coronavirus.
El jurado, que ha presidido el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, ha decidido otorgar por mayoría este premio y ha considerado que la poesía de Brines, de 88 años, “va de lo carnal a lo metafísico y espiritual, a la aspiración de belleza.
Uno de los pocos poetas supervivientes de la Generación de los 50 y que cuenta ya con otros premios como el Nacional de Literatura, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Internacional de Poesía Federico García Lorca y el Nacional de la Crítica.
Un poeta intimista y “entrañable” de la generación del 50 que es uno de los maestros de la poesía española actual y cuyo magisterio es reconocido por todas las generaciones que le han sucedido, ha indicado el jurado, según el acta leída por el ministro.
El ministro, que ha leído en la rueda de prensa un fragmento el poema del premiado “El otoño de las rosas”, ha destacado que está muy orgulloso de que haya sido galardonado un gran poeta español, un escritor de una “una importancia enorme que debe ser reconocida”.
Ha sido una decisión “sabia y justa”, ha señalado el ministro, que ha recordado que en numerosas ocasiones no se ha cumplido la regla no escrita que reparte el premio entre España y Latinoamérica, como ha sido en esta ocasión, después de que en la pasada edición recayera en el poeta catalán Joan Margarit.
Respecto a este último, ha indicado que cuando las condiciones lo permitan se celebrará en la Universidad de Alcalá de Henares la ceremonia de entrega del Premio Cervantes 2019, que no pudo recibir debido a la pandemia del coronavirus.
Desde su creación, el premio se falla a finales de año y se entrega el 23 de abril, día del fallecimiento de Miguel de Cervantes, en una ceremonia en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), que preside el rey de España.
Este año, sin embargo, no pudo celebrarse debido a la pandemia, y los actos de homenaje a Joan Margarit fueron también el 23 de abril, pero en internet.
Cuando las condiciones lo permitan habría entonces dos ceremonias, la de Margarit y la de Francisco Brines “porque son dos premios diferentes y ambos merecen un reconocimiento individualizado”, ha dicho Rodríguez Uribes.
Margarit ha formado parte del jurado que ha concedido el premio a Brines, junto a la galardonada en 2018, la poeta uruguaya Ida Vitale. Además, ha participado otro Premio Cervantes, el escritor español Eduardo Mendoza, a propuesta de la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura de España.
Además, integraban el jurado el director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado; Tatiana Alvarado Teodorika, por la Academia Boliviana de la Lengua; Inés Fernández-Ordóñez, a propuesta de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas; Juan Domingo Argüelles (Unión de Universidades de América Latina); y María Luisa Castro (Instituto Cervantes).
También formaron parte Guillermo Altares, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, y María Consuelo Eguía, por la Federación Latinoamericana de Periodistas.
Algunos miembros latinoamericanos del jurado han tomado parte en las deliberaciones de forma telemática debido a la pandemia del coronavirus.
Brines Bañó, Francisco
Nacido en Oliva, Valencia, en 1932, es uno de los poetas españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Su trayectoria poética empieza con Las brasas (1960), que recibió el premio Adonais del año 1959. Desde sus inicios las dualidades sombra y luz, mirada crepuscular y exaltación auroral del cuerpo y de la naturaleza, deseo y realidad, vejez y juventud, memoria de la infancia y olvido amenazante en una nada navegable son fuerzas que luchan dentro de su mundo poético sin anularse; todo lo contrario, dan impulso a la representación poética en el teatro de la existencia y ofrecen una dignidad al ser humano a través de la escritura. Su siguiente entrega, El Santo Inocente (1965), posteriormente titulado Materia narrativa inexacta, es una meditación sobre la temporalidad desde las referencias culturales. Pero sería con Palabras a la oscuridad (1966), premio de la Crítica 1967, cuando Brines se erige ya en uno de los poetas imprescindibles y con una voz muy diferenciada dentro de su generación. Aún no (1971) fue un libro que sorprendió a la crítica de su tiempo por su poder satírico y por una actitud minimalista en la escritura ante el vacío existencial. En Insistencias en Luzbel (1977) es donde se encuentran los textos más filosóficos de Brines; el ser humano se ve aniquilado, o más bien borrado, en su inútil lucha contra el olvido. Pero en verdad se trataría de una tachadura-escritura, de un «borrón y cuenta nueva», porque el impulso creador de Francisco Brines permanece intacto. A modo de pausa y de reflexión retroactiva, el autor fue realizando breves entregas, Poemas excluidos (1984) y Poemas a D.K. (1986), que de alguna forma eran el indicio de una voluntad de apertura de su mundo erótico hacia una expresión de sus preferencias sexuales más íntimas. Con El otoño de las rosas (1986), premio Nacional de Poesía, Francisco Brines se convertirá ya en lo que Carlos Barral afirmó entonces en la prensa: «un clásico» de la literatura en lengua española. En 1987 fue también galardonado con el premio de las Letras Valencianas. La última costa (1995) es el libro más reciente del autor. Brines ha publicado además un volumen de ensayos, Escritos sobre poesía española (1995), que reflejan una agudeza y una sensibilidad crítica poco común, y en 1997 publicaría su Poesía completa (1960-1997). Dos años después se le otorgó el premio Nacional de las Letras. El 21 de mayo del 2006, leyó su discurso de recepción pública en la Real Academia Española, «Unidad y cercanía personal en la poesía de Luis Cernuda». Esta antología compilada por el crítico y poeta Dionisio Cañas presenta una importante muestra de la obra del poeta valenciano, pero sin pretender en absoluto legitimar esta selección como un canon de su poesía.