Hace mucho que soy seguidor de este gran contador de historias que es Lovecraft. La primera novela que leí de él fue “En las montañas de la locura”. No recuerdo que edad tenía, pero creo que no era más que un adolescente. Recuerdo que me fascinó su forma de narrar. Quedé prendado de su prosa. Con los años me he preguntado si fue de su pluma o de la magnifica labor de su traductor, ya que desgraciadamente mis conocimientos de inglés me impiden leer su obra sin intermediarios.
Ahora la editorial Lea lanza un bonito libro ilustrado que incluyen cuatro de los relatos más famosos del escritor. Una recopilación destinada al público juvenil, pero que yo, muy lejos de esa etapa, he disfrutado como uno de esos niños que alude el título.
El primero de los cuentos no podía ser otro que “El llamado de Cthulhu”. Este relato mítico, publicado por primera vez en 1928, no ha perdido un ápice de frescura. A través de la narración de su protagonista, en primera persona, como suele ser lo usual en este autor, nos va contando como su tío ha fallecido en misteriosas condiciones, y que a través de sus pesquisas, su propia vida corre peligro al toparse con una misteriosa secta que venera a un ser venido del espacio hace eones, y del que llega el momento de despertar de su letargo.
El segundo se trata de “Sueños en casa de la bruja”. Publicado por primera vez en 1933. Aquí es un narrador omnisciente el que nos va revelando la historia que aconteció hace años donde una bruja, acompañada por un ser parecido a una rata con cara humana, desapareció misteriosamente de su prisión en Salem. Un joven estudiante alquila la casa donde vivió la mujer. Este joven sufre pesadillas muy vividas, donde una anciana en compañía de una extraña rata, lo arrastra a situaciones desagradables.
El tercero, “El extraño”, es un cuento más breve y el que más me ha gustado por su mensaje final. Se trata de una narración en primera persona de un individuo que vive en soledad en las ruinas de un castillo, y de la forma en que va narrando sus sentimientos de soledad, me ha recordado mucho a esos cuentos góticos de otro grande, Edgar Allan Poe. Este relato también se publicó por primera vez, como los anteriores, en la revista Weird Tales, siendo este el más longevo, publicado en 1921.
El último es “El pantano de la luna”, donde un joven estadounidense hereda un terreno pantanoso en la lejana Irlanda. El joven decide desecar la ciénaga para poder explotar las tierras, pero se encuentra con la maldición de unos seres que la habitan y que ven alterada su paz. El narrador aquí vuelve a ser en primera persona, encarnado por un amigo del heredero, que va viendo como la desgracia se va cerniendo sobre su incrédulo amigo. Este relato fue publicado en 1926, y es el broche final perfecto para esta recopilación de cuentos que siendo sinceros, en nuestros días ya no producen el miedo que seguro infligian cuando fueron publicados por primera vez, más que nada por que seguro que pasamos más miedo si vemos cualquier noticiario hoy día, pero no por ello dejamos de disfrutar de estos preciosos relatos góticos de los que autores de generaciones posteriores bebieron sus fuentes.
Lo que hace tan especial a este librito son sus preciosas ilustraciones. De la mano del argentino Fernando Martínez Ruppel, que crea unos dibujos repletos de detalles que recrean a la perfección el mundo “lovefcraftiano” a través de sus colores, que acentúan las sensaciones que nos transmiten estos inquietantes cuentos. También cabe destacar la adaptación de estos relatos por Lito Ferrán.
He de confesar que adquirí este libro con la excusa de acercar a mis hijos al mundo de este emblemático autor, les ha gustado, a pesar de no haberse asustado mucho, y es que estas generaciones que pierden la inocencia antes de la edad a la que la perdimos nosotros, es difícil asustarlos, pero al menos han quedado prendados de todo ese universo. Aunque el libro al final, sin que se percaten, lo he guardado en mi estantería.