Hay autores que identificamos con un género, y que la mayoría de las veces ni nos imaginamos que se hayan adentrado en otros derroteros más alejados del terreno en que los ubicamos. Esto me ocurrió con Isaac Asimov. Un grande de la ciencia ficción. Y mi sorpresa no fue que este autor contase entre sus obras algunas de carácter divulgativo, sino novelas como “Cuentos de los viudos negros” o “Asesinato en la convención”, ambos dentro del relato de misterio y novela negra.
Esto me ha pasado con otro icono de la ciencia ficción: Ray Bradbury, siendo mi sorpresa aún mayor. Ya conocía su obras como guionista, —escribió el guión de la película dirigida por John Houston en 1956 “Moby Dick”—, relatos de terror o divulgativo, pero no sabía de sus relatos noir. Y me ha sorprendido gratamente, porque la mayoría de ellos me han parecido muy buenos.
Minotauro sigue siendo una editorial a la que agradecerle seguir reeditando la obra de autores clásicos de género, brindándonos la oportunidad de poder disfrutarla y descubrirla. Gracias a ella he tenido la suerte de toparme con “Los muertos no resucitan…”, un recopilatorio con algunos relatos cortos de corte negro escritos por Bradbury.
Como él mismo nos cuenta en el epílogo de este libro, fue a principios de la década de 1940 cuando empezó a publicar sus cuentos policíacos en distintas revistas. A través del relato de sus primeras experiencias a la hora de crear estas historias, encontramos a un escritor humilde, que se ve incapaz de compararse con conocidos autores exclusivos del género negro, como pueden ser Chandler o Hammett, pero una vez que lees algunos de sus relatos, te das cuenta que no tiene nada que envidiarles. Estos cuentos, con ese regusto a las historias clásicas, —se nota que la mayoría se crearon entre los años 40 y 60— nos atrapan desde el primer momento. Bradbury, con la calidad de su prosa, y ese poder de introducirte en la historia desde la primera frase, se maneja como pez en el agua dentro de estas historias policíacas. Crea atmósfera, te sumerge en la trama, y cuando todo parece acabar, realiza un giro final que te deja sin aliento. Es increíble como logra sorprender en cada uno de los veinte relatos que completan esta compilación. Son de una calidad que el propio Alfred Hitchcock escogió algunos para adaptarlos a su famosa serie de televisión; otros aparecen en la serie que llevaba el nombre del escritor: “The Ray Bradbury theater”.
Obviamente, un autor tan apegado al género que lo hizo famoso, no puede evitar meter algún elemento de ciencia ficción sin salirse del relato negro, sino usándolo como recurso para enriquecerlo, como por ejemplo en el que abre esta recopilación, cuyo título “Una nota de petulancia” nos narra como un viajero del tiempo trata de evitar que su yo pasado realice uxoricidio; o cómo un alter ego robótico trata de reemplazar al humano. Otras son cine negro puro, y cuando estás leyendo el que lleva por título “Toda la ciudad duerme”, es como si vieses la historia proyectada en blanco y negro, cortándote la respiración a medida que avanza, dejándote el final paralizado. Menos mal que en el siguiente cuento, continúa la historia, ¿o sería mejor que no lo hiciera…? Relatos donde aparecen muñecos ventrílocuos que delatan al que les presta la voz, fenómenos de circo que han de resolver el asesinato de su hermano siamés; o uno de mis favoritos, el titulado “¡No soy tan tonto!”, que a primera vista parece el más sencillo, pero cuyo final no puede dejar indiferente a nadie. Un compendio de historias, todas atractivas, todas interesantes, que te mantienen en vilo hasta su sorprendente final. Una joya para todos los aficionados a la novela policíaca, y un placer para los que disfrutan de una buena narración de la pluma de uno de los mejores contadores de historia de la literatura, sea cual sea el género con el que nos embelese.