Hubo una época, entre el siglo XVII y comienzos del XIX, en la que los jóvenes pertenecientes a la clase alta europea, al llegar alrededor de los veintiún años, emprendían un viaje en el que recorrían gran parte de Europa, siendo habitual que el destino final fuese Italia. Este viaje lo realizaban en compañía de un familiar o un tutor. Era como una especie de viaje de iniciación, donde los jóvenes pasaban a ser adultos. Este viaje era conocido comúnmente como Grand Tour.
María Reig, parece que ha querido rendir homenaje a esta costumbre en su nueva novela. Con la diferencia que aquí, los participantes de la aventura son un grupo variopinto de personajes de profesiones, edades y orígenes muy dispares entre sí, pero en el que cada uno tiene sus intereses particulares a la hora de embarcarse en un maravilloso viaje a través de una convulsa Europa de finales de siglo XIX. Cambios que harían temblar los pilares de un viejo mundo que entraba en un proceso de transformación, cuyas consecuencias se siguen sufriendo hoy.
María, barcelonesa licenciada en periodismo, lleva con Un violín sonó en París, cuatro novelas. Para poder publicar la primera lanzó una campaña de micromecenazgo que alcanzó el objetivo en poco tiempo, lo que le permitió publicar, posteriormente en editorial tradicional. Pero lo que hizo posible que vaya ya por su cuarta novela es la calidad del trabajo de esta autora especializada en el género histórico.
En su nuevo libro acompañaremos a nueve personajes —cinco hombre y cuatro mujeres—, entre los que se encuentran una anciana condesa rusa, una viuda empresaria de éxito, una mecenas junto a una famosa violinista —que es su protegida—, un cargante pintor, el joven sobrino de la condesa rusa, un prometedor arquitecto, un rico comercial y un famoso escritor, que será el organizador y guía del ecléctico grupo a lo largo de este peculiar viaje.
A medida que la expedición avanza, se irán descubriendo secretos y se producirán roces entre ellos a medida que se desvelan las verdaderas intenciones y distintas razones que los condujeron a embarcarse, puesto que no solo lo cultural y la aventura serán el único fin.
Iremos conociendo a cada uno de ellos. Empatizaremos con algunos; otros nos resultarán antipáticos y habrá quien despierte nuestra ternura, lo que es seguro es que ninguno de ellos nos dejará indiferente. La carga de la trama la soportará la joven violinista, que viaja junto a su mecenas, que descubrirá que nada es gratis, y que desgraciadamente, la carencia de altruismo por parte de esta no será la única traba para una mujer que destaca en un campo, hasta hace poco, vetado a su género. Todo esto supondrá solo el principio de una lucha que acaba de comenzar su andadura.
La trayectoria de los nueve será el vehículo del que se sirve la autora para recorrer la caótica situación política y cultural en la Europa que llega al final del siglo XIX; no solo se muestra el cambio de una belle époque, en la que la propia sociedad deja atrás fantasmas del pasado encarnados en la rusa condesa y su esnobismo, que no le permite aceptar el cambio social donde la nueva nobleza es la rica burguesía; también cambios geográficos que llevan a países recientes formados como Alemania o Italia.
Especializada en novela histórica, resulta abrumadora la titánica tarea de investigación que ha tenido que realizar Reig, ya no solo en una etapa tan convulsa, en la que la situación política mutaba cada día, también en lo referente a la historia del arte. Gracias a las dispares profesiones de estos viajeros, repasaremos, de la mano de cada uno, distintas artes como la arquitectura, la pintura, la música o el arte en general.
Todo esto, trasladado hábilmente a través de las interesantes conversaciones entre los personajes, donde guías talentosos, así como la basta cultura de algunos de los protagonistas, nos trasladan esos conocimientos, a veces en forma de discusiones, porque hablar de política lleva controversias, por muy ficticios que sean sus interlocutores, pero con esto consigue hacernos partícipes de los distintos puntos de vistas de la sociedad de la época.
También se reflejan estos aspectos a través de pensamientos, reflexiones y palabras de los habitantes de sus páginas, que nos recuerdan que el hombre, y su débil memoria, repiten viejos patrones, haciendo que vivamos en bucle temas candentes acontecidos hace un siglo, y que a día de hoy siguen siendo actualidad.
Lo mejor de todo es la forma tan entretenida en que la autora nos traslada los distintos hilos gracias a una prosa tan disfrutable como entretenida. Nos emocionará hasta la lágrima en algunos momentos, al igual que nos arrancará más de una sonrisa gracias a que consigue que sus personajes sean muy humanos, muy bien trabajados, resultando cada uno la encarnación no solo de una sociedad cambiante, también interioriza en sus psiques, exponiendo miedo, pasión, lujuria… y temas tan atemporales como el papel de la mujer, la homosexualidad, el antisemitismo, racismo, nacionalismo… y tantos otros «ismos» que la intolerancia ha parido. Un claro ejemplo es cuando la autora sentencia:
«[…] pero para eso, para el fin definitivo, entre pólvora y trincheras, todavía quedaban unos cuantos años […]».
Rosa Reig brinda un bonito homenaje a los orígenes del turismo, de donde ella misma señala como las primeras guías de la época le han prestado un servicio imprescindible a al hora de elaborar esta novela. Y que gracias a su historia, aparte de entretenernos e instruirnos, nos incita a recapacitar que ni hemos avanzado ni hemos aprendido nada después de un siglo.