La hija ejemplar, de Federico Axat

Si uno de tus géneros favoritos es el thriller, seguro que has oído hablar de Federico Axat. Si no es así, has de saber que no conoces a uno de lo mejores autores en español de esta modalidad literaria.

Este ingeniero, nacido en Buenos Aires, se ha especializado en thriller psicológico. Ya con sus novelas anteriores demostró tener un don especial a la hora de crear giros con el poder de dejar anonadados a sus lectores. Por eso no es de extrañar que además de haber vendido los derechos de traducción a más de 35 editoriales de su novela La última salida, también se haya convertido en un proyecto que verá la luz en forma de serie de televisión próximamente. Con este curriculum, era inevitable que me sumergiera en su última novela: La hija ejemplar.

A pasado casi un año desde que Sophia, una inteligente adolescente, desapareciera. La policía especula que se trató de un suicidio, pero aquellos que la conocen bien saben que ella nunca haría algo así. Antes de su desaparición surgió un escándalo relacionado con la grabación de un vídeo de contenido escabroso que se hizo viral en su instituto. Al aparecer, meses después, hallado asesinado el joven responsable de la grabación del vídeo, la gente empieza a especular que tal vez Sophia no saltó desde aquel puente y su desaparición está relacionada con la muerte del chico.

Camila Jones es una celebridad del periodismo de investigación que se ha retirado a la relativa tranquilidad del pueblo donde han ocurrido estos hechos. Tim, el director del periódico local, no quiere perder la oportunidad de que tan insigne investigadora le ayude a arrojar un poco de luz a lo acontecido. Ella se negará en un principio, ya que precisamente se ha retirado huyendo de todos los asuntos escabrosos que forjaron su profesión, pero un hecho que relaciona su pasado con la joven desaparecida le hará plantearse que debe aceptar la propuesta.

Tengo que confesar que ya estaba un poco saturado de novela negra, y que estuve un poco reticente a la hora de embarcarme en la lectura de La hija ejemplar. A medida que comenzaba la lectura, me iba convenciendo cada vez más del acierto que fue la elección. En primer lugar por que no se trata del típico whodunit. Su trama va más allá de la simple deducción de quién es el culpable. Se trata de una historia más compleja, y que esconde más de lo que en un principio parece. Es sorprendente como un relato donde debemos seguir los pasos de nuestra protagonista en pos de la verdad, descubriendo que ha pasado realmente con la joven desaparecida, nos encontramos una segunda parte de la que podríamos decir que parece haber cambiado de género, aderezado por capítulos intercalados, en los que vamos conociendo a la chica y a aquellos que, no la secundan, la complementan, combinando lo que aparentemente sería literatura juvenil en la que los jóvenes protagonistas son la clave de la trama.

Maneja los tiempos a la perfección, intercala los diferentes hilos narrativos sin decaer en ningún momento su ritmo. Es de agradecer que cuando el autor se centra en ellos, no nos deja con la miel en los labios al acabar el capítulo, sino que sigue el desarrollo en los siguientes, sin provocarnos caer en la trampa de tener que leer ansiosos los próximos capítulos para poder retomar el acontecimiento que nos dejó con la intriga. Aun así engancha de forma magistral, y es que se trata de esas lecturas adictivas que no puedes abandonar. Hecho que facilita la rápida sucesión a través de sus breves capítulos. Una lectura que te atrapa y que no te suelta hasta llegar al final, porque Federico domina a la perfección eso de mantenerlos en vilo apelando a nuestra sobrealimentada curiosidad por saber qué ocurrirá a continuación.

Destino se ha encargado de editar las cuatro últimas novelas de Federico Axat, La hija ejemplar entre ellas. Esto hace más fácil conseguirlas, porque puedes estar seguro/a que una vez conozcas esta historia surgida de la pluma de este autor, te harás fan de él y tendrás la necesidad imperiosa de seguir conociendo su obra. Un soplo de aire fresco en un género que creía que ya no me podía sorprender.