1.- ¡Esperadme! Memorias de la duquesa de Devonshire
Unas memorias singularísimas de la familia Mitford, escritas por una de las autoras más conocidas e importantes del siglo xx.
Deborah Mitford, o Debo, como siempre la conocieron todos sus amigos, duquesa de Devonshire, fue la más pequeña de las hermanas Mitford, una de las familias más singulares si no de la historia sí de las últimas décadas con absoluta certeza. Este libro, un auténtico monumento familiar a los Mitford, ejerce a modo de crónica auténticamente memorable de una vida vivida al límite. De una infancia singular, cuando menos, pero feliz en la campiña de Oxfordshire, al té en compañía de su hermana Unity y Hitler allá por el año 1937, o su matrimonio con Andrew Cavendish, el segundo hijo del duque de Devonshire.
Escritas con la calidez propia de la nostalgia, estas memorias constituyen un retrato único y certero de una época tumultuosa, esplendorosa y de cambio. El vestigio de un mundo largo tiempo olvidado.
2.- El fin de la novela de amor de Vivian Gornick
Vivian Gornick lleva años desarrollando un formidable diálogo entre la literatura y la vida. La escritora estadounidense alberga la convicción de que la lectura es una forma de autoconocimiento, y de que leer con la mirada adecuada puede ayudarnos a entender cómo llegamos a ser quienes somos y por qué son como son los tiempos en que vivimos. En este libro, Gornick aborda uno de sus asuntos favoritos, el amor romántico simbolizado por el matrimonio, y lo analiza como uno de los temas clave en la literatura del siglo xx. En un recorrido por la vida y la obra de algunos de los autores que más admira -como Willa Cather, Virginia Woolf, Grace Paley, Richard Ford, Raymond Carver o Jane Smiley-, la autora defiende que nuestro mundo ha cambiado y que el amor y el matrimonio han dejado de ser, en nuestra época, metáforas que representen adecuadamente la felicidad y la realización personal.
Con la misma inteligencia, honestidad y agudeza que caracterizan su célebre libro Apegos feroces, e hilvanando una profunda reflexión que se hunde con elegancia tanto en el conocimiento como en lo vivencial, Vivian Gornick nos brinda un libro extraordinario que cuestiona el supuesto poder transformador del amor y nos revela que este, «como la comida o el aire, es necesario pero insuficiente: no puede hacer por nosotros lo que debemos hacer por nosotros mismos».
3.- Las mujeres de Hopper de Ioana Gruia
Una niña descubre que su padre tiene otra vida, de la que forma parte una misteriosa pelirroja. Un artista pinta en su mejor cuadro a su amante. En pleno invierno, una mujer tiene un sueño erótico bañado por la luz que entra a raudales en una cafetería. Una atractiva mujer en la cincuentena mira por la ventana de un hotel esperando un encuentro con quien pudo ser el amor de su vida. Un inspector y un presunto asesino no son lo que parecen ser y ambos contemplan a una mujer que baila al ritmo de Billie Holiday. Un sombrero rojo puede convertirse en una terrible prueba. Una adolescente mira embelesada una torre de cristal en un jardín. Una mujer que desprende el aire de una actriz de los años cuarenta sueña con tener otra vida. En estos cuentos las niñas asumen lo fantástico como natural y las mujeres conocen la soledad, la expectación, la apuesta por el erotismo y el fracaso. Todas son mujeres de Hopper, igual que la autora de este libro.
4.- Huntington Beach de Ken Munn
Un clásico de la novela negra que nos sumerge en el corazón de una ciudad costera del sur de California.
La mayoría de la gente que llega a Huntington Beach –la meca del surf en el sur de California– lo hace en busca de sus olas y sus fiestas interminables. Pero lo que Ike Tucker quiere es encontrar a su hermana y a los tres hombres con los que la vieron por última vez. Su búsqueda se convertirá en un viaje de autodescubrimiento rodeado de surfistas bronceados, atractivas rubias, moteros, punks y camellos. Joven e ingenuo, Ike se irá adentrando peligrosamente en las entrañas de una ciudad amable que esconde un violento submundo del que no le será fácil escapar.
Publicada en 1984, Huntington Beach está considerada un clásico del género negro y es para muchos una de las grandes novelas sobre surf. Kem Nunn –uno de los autores que mejor ha sabido retratar el lado oscuro de la costa oeste de Estados Unidos– le da otra vuelta de tuerca al mejor thriller en este feroz descenso a los abismos que es también una turbadora narración sobre el desencanto, la soledad y el deseo.
5.- Retratos de la orilla de Dainerys Machado Vento
Un grupo de treintañeras se reúne asiduamente en un parque para seguir el ritual de una centenaria dama: narrar las historias que se esconden tras las imágenes de un viejo álbum. Con esta invocación a trascender lo familiar y lo remoto de las vidas ajenas, se abre Retratos de la orilla, una colección de nueve historias cargadas de presente y bañadas en un realismo punzante, pero con una ironía y una potencia lírica capaz de desatar pequeños incendios. En ellas conviven fantasmas y redes wifi; cartas manuscritas y hashtags; hogares ignotos y finales llenos de horizonte, junto al mar. Protagonizadas por mujeres que viven en la frontera entre el pasado y el futuro, conscientes de que sus decisiones son tan extremas como universales; cuyas certezas se nos revelan aquí con la nitidez y el brillo de una imagen fotográfica.
Recientemente seleccionada por GRANTA como una de las mejores narradoras jóvenes en español, la cubana Dainerys Machado Vento nos asalta con una prosa afilada, potente y actual; una mirada tan despiadada como tierna, capaz de cartografiar todo un territorio, que no se circunscribe solo a La Habana, sino también al entorno rural y a ese pedazo de isla trasplantado a Miami.
6.- Sobre mi hija de Kim Hye-jin
La narradora de esta historia, una viuda que trabaja en una residencia de ancianos en Corea del Sur, se ve obligada a compartir su pequeña vivienda con su hija treintañera y la novia de esta, cuya relación no aprueba.Pronto, las recriminaciones y prejuicios de la madre hacen aflorar viejos y nuevos conflictos entre las tres, provocando que la convivencia sea cada vez más difícil. Una situación que empeora en paralelo a la precarizaciónde la vida laboral de la protagonista, quien comienza a cuestionarse el trato inhumano que reciben las ancianasen el centro en el que trabaja.
En Sobre mi hija asistimos a las dudas y contradicciones de unos personajes vulnerables que intentan sobrevivir en un mundo cada vez más alienado e individualista. Kim Hye-jin ha escrito una novela sutil y conmovedora sobre los lazos familiares, la incomunicación intergeneracional, la homofobia y el trato que dispensamos a nuestros mayores.ueda al margen de sus cartas: sus proyectos, la tentación del regreso a España, sus temores y sus esperanzas, sus amigos comunes… Una relación que se mantuvo el resto de sus vidas, hasta la muerte
7.- Falla la noche de Noni Benegas
Escribir es para Noni Benegas tan necesario como respirar. A veces cuando despierta anota los sueños que recuerda tratando de descubrir lo que la durmiente se oculta a sí misma. Una madrugada sufrió, sin embargo, un “insomnio colosal”. Manoteó un lápiz y unas hojas y, en esa duermevela tenaz, empezó a consignar como una ventrílocua lo que su cabeza le dictaba sin oponer resistencia. Con los ojos entrecerrados, sobre la almohada, fue descifrando esa voz que se enseñoreó durante horas de su discurso. Falla la noche es el testimonio de lo que su autora atinó a apuntar en esa interfaz entre sueño y vigilia. Aquello que no queremos saber y que, solo camuflado en imágenes oníricas, podemos digerir se muestra, por una vez, al desnudo.
8.- La pensadora francesa Simone Weil, miliciana en la Columna Durruti
En agosto de 1936, a comienzos de la Guerra Civil, la pensadora Simone Weil, que aún no ha cumplido treinta años, se dirige al frente de Aragón para unirse al Grupo Internacional de la Columna Durruti. Allí, sufre un accidente y acaba regresando a Francia. De los cuarenta y cinco días que pasó en España poco se conserva: un pasaporte, notas para un Diario, cartas y fotografías de ella con uniforme… Para Simone, actuar, escribir y pensar eran una única y misma cosa. Y en todo la guiaban la pasión y el deseo de justicia. En medio del caos de una guerra, Adrien Bosc nos cuenta una vida intensísima y trágica en la que hizo mella sus vivencias en España. A lo largo de la obra no solo seguimos los pasos de Simone Weil, sino también los de otros milicianos, asistimos a alguna polémica, y nos acercamos a la visión (aparentemente opuesta) del escritor Georges Bernanos sobre la Guerra Civil, que se hallaba en Mallorca. Pese a las diferencias ideológicas entre ambos, una carta de Weil a Bernanos desvela hasta qué punto ser testigos de la violencia supuso para ambos un cambio.