De Haruki Murakami se habla demasiado relacionándolo con el Premio Nobel. De hecho dentro de unos años nadie sabrá si lo ha ganado o no, pues los artículos y comentarios al respecto han superado con creces al impacto de haberlo conseguido. Bien por el bueno de Murakami que ni necesita el dinero ni el prestigio? del Nobel para ser uno de los mejores escritores de este siglo.
Como director de El Placer de la Lectura siempre recomiendo al escritor nipón, sinceramente disfruto con su lectura. Incluso, gracias a la editorial Tusquets tuve la ocasión de leer en primicia algunos de sus libros antes de la publicación, lo cual me supuso un placer enorme.
Por tanto, y sin ánimo de imponer nada, voy a indicar cómo en mi humilde parecer puede cualquier lector profano de Murakami adentrarse en su universo literario poco a poco. El orden es como los niveles de un videojuego, si consigues uno llegas al siguiente y cada nuevo libro es más complicado dentro de su mismo imaginario
1.- Tokio Blues
Esta obra es el nivel de acceso básico. La realidad desajustada levemente en un formato breve y más directo y rápido que en sus otras obras. Es una tragedia romántica que habla sobre el difícil tránsito hacia la edad adulta (es, en el fondo, una novela clásica de iniciación), sobre el amor, sobre la infelicidad, sobre el aislamiento, sobre cómo puede llegar a torturarnos el pasado.
2.- Los años de peregrinación del chico sin color de Haruki Murakami
Es esta su obra más realista, sin ninguna concesión a la fantasía, solo alguna duda sobre unos sueños y unos hechos. Quizás por ser tan realista sea la más accesible de todas pero también puede ser la menos murakamiana de ellas. Tsukuru es un hombre de algo más de treinta años cuya vida ha estado dedicada al diseño y construcción de estaciones de trenes. Algo frustrado pues realmente no ha podido participar en nada que no sea el mantenimiento de las existentes. Sus estudios de ingenieria en Tokyo le separaron de su grupo de cuatro amigos en su ciudad natal. Allí también quedó dieciséis años ago esa amistad cuando ellos decidieron darla por concluida inesperadamente.
3.- La muerte del comendador, libros 1 y 2
Conocemos a un narrador sin nombre, con talento para ser artista y de profesión retratista que, a sus treinta y tantos años, lleva una vida anodina. En el momento en que le conocemos su mujer le deja, y decide comenzar un viaje a ninguna parte en coche, utilizando este camino para reflexionar. Sin embargo, la espalda y el cerebro hacen que su viaje termine y nuestro protagonista se encuentra de pronto viendo en una vieja cabaña que pertenece al padre, artista también, demenciado de un amigo. En esa casa remota se encontrará con un vecino muy peculiar llamado Menshiki, un cuadro titulado «Killing Commendadore», la historia de una niña y un mundo al que llega tras una suerte de campana.
El lector encontrará los temas habituales de Murakami: desde el hombre casado, hastiado cansado al que tampoco parece importarle su propio hastío con tal de no moverse, hasta los deseos, la sexualidad y sexualización, el arte y en esta novela la música, ya que el cuadro que marcará su vida representa una escena de Don Giovanni y una melodía será la que le conduzca al templete.
4.- Kafka en la orilla
El realismo mágico o la fantasía cercana en estado puro, eso es Kafka en la orilla. Si has llegado a este nivel ya puedes con todo. La historia sigue a Kafka Tamura, un joven de 15 años que acaba de huir de su casa para vivir en una biblioteca (el desencadenante, eso sí, no es nada nuevo: que si dificultades con el padre, que si complejo de Edipo…). Mientras tanto, Nakata, un anciano que sufrió daño cerebral cuando era niño y ahora puede hablar con los gatos, emprende un viaje inesperadamente oscuro mientras busca a un gato perdido.
Por una parte desarrolla un realismo puro y duro, carveriano: la trepidante vida del Japón actual, occidentalizado y moderno, cuyos personajes podrían desarrollar la misma acción en cualquier otra ciudad internacional, Berlín, París, Nueva York, Amsterdam…y sólo cambiaría ligeramente el nombre de la comida y la cantidad de arroz. Escuchamos la misma música pop o jazz o clásica, utilizamos los mismos electrodomésticos, los mismos teléfonos móviles o los mismos coches deportivos, las mismas marcas. La ropa, las bebidas, muchas costumbres, todo suena a occidental y sin embargo, el pensamiento oriental está impregnando a todos los personajes, tanto si hablan con gatos como si asesinan a Johnnie Walker o hacen el amor con un fantasma. Resulta, sin embargo, algo exhaustivo y agotador la lectura de las descripciones detalladísimas de la marca de cada prenda o accesorio que usa cada personaje, lo que come y dónde, la cadena de supermercados o de restaurantes de pollo frito americanos. Esto es algo que cansa.
Por otra parte, observamos un doble nivel de lectura, el oriental, un nivel en el que la línea de demarcación entre la ficción real y la ficción irreal desaparece o se hace tan tenue que apenas podemos percibirla. Cierto que todo es ficción: pero Murakamise mueve en un mundo en el que los humanos hablan o se transmutan con los animales, predicen hechos que nadie cree y que suceden, las personas que parecen ser una cosa resultan no serlo y, en fin, transitamos por arenas movedizas leyéndole. Los personajes más ingenuos o simples nos brindan reflexiones dignas de grandes filósofos, mientras que el resto lo ve como lo más natural del mundo. Lo lógico desaparece y lo imaginario, lo fantástico lo sustituye constantemente. Y en este punto Murakami abre la puerta a sus raíces orientales. En la tradición narrativa japonesa, sobre todo en los cuentos y leyendas, es algo habitual la transformación temporal de humanos o dioses en animales y viceversa. También la ruptura de tabúes como algo inevitable: el tema del incesto, por ejemplo. Claro que en ese punto podría encontrarse un cierto nexo con la tradición griega clásica y, por supuesto, con la hindú védica.
5.- 1Q84 libros 1,2 y 3
Sin duda su obra más ambiciosa y una de las menos valoradas. Tiene un punto negro de rabia y odio que seguramente provenga de algo personal. En 1Q84 Murakami deja vagar libremente sus fantasmas.
Las dicotomías en sus relatos son constantes, y 1Q84 no podía ser menos. Aomame y Tengo son los dos personajes enfocados, no diremos principales puesto que eso es opinable, personalmente creo que la verdadera protagonista es Fukaeki. Por enfocados queremos decir que los capítulos alternos siguen a cada uno.
Aomame simula ser monitora de gimnasio mientras en su interior vive una asesina real. Tengo es un hombre del renacimiento doméstico, profesor de matemáticas, músico y escritor al mismo tiempo y con buena calidad todo ello.https://elplacerdelalectura.com/wp-content/plugins/the-moneytizer/lazy-loading/iframe-src-2.html
Tengo también es lector de una editorial cuando descubre La crisálida del aire, una obra aparentemente de fantástica escrita por una chica menor de edad. Aunque con buenas artes tanto él como Komatsu, el editor, coinciden en que le falta algo. La deshonesta proposición de corregirlo adaptándolo a lo que se espera de la obra pero de incógnito será el detonante de toda la trama.