Hay libros que llegan a tus manos por casualidades del destino. Son libros que empiezas a leer más por curiosidad que ganas. Empiezas a hojearlo, y sin darte cuenta estás dentro de él, descubriendo para tu sorpresa que la historia que narra te ha atrapado y no entiendes cómo nunca habías oído hablar de esta obra maravillosa. Historias de la que estás seguro de que no leerás solo una vez y que se ha ganado un puesto privilegiado en tu estantería. Me ha pasado pocas veces, pero de los que más me marcaron los tengo muy claro: La primera vez fue a los dieciséis, cuando llegó a mis manos un mamotreto titulado “El Señor de los Anillos”; la segunda fue con otra trilogía —esta sin concluir aún, aprovecho para enviar un tirón de orejas a Patrick Rothfuss—, “El nombre del viento”; y la última vez ha sido muy reciente, me ha ocurrido con esta trilogía publicada en un solo tomo, titulada “Los ojos bizcos del sol”. Cuando ocurre es algo maravilloso, y es por esto por lo que sigo amando la literatura.
Emilio Bueso es un ingeniero informático que ha revolucionado el panorama literario de nuestro país dentro de los géneros fantástico, ciencia ficción y terror. Con varias novelas premiadas, y algún recopilatorio de relatos de terror, es con su trilogía “Los ojos bizcos del sol” con lo que consigue llegar a muchos más lectores. El primero de ellos, titulado “Transcrepuscular” fue publicado en 2017; “Antisolar” sería la segunda entrega, que llegaría en 2018; “Subsolar” cierra la saga, y no quiero ni imaginar cómo estarían los afortunados que habían ya descubierto esta historia esos dos años de espera hasta que llegó el desenlace. Bueno, una idea me hago, ya he nombrado antes a Rothfuss…
Las tres novelas las publicó Gigamesh. Al igual que este ejemplar que he tenido la suerte de adquirir, donde se reúnen las tres novelas en un solo volumen. He de aclarar que para los incondicionales se han editado ediciones especiales de cada libro, que son un tesoro para el fan más exigente. Siendo también una maravilla este ejemplar en pasta dura y con una portada adornada con una preciosa ilustración de la mano del gran ilustrador Tomás Hijo.
Del argumento no sé qué contaros, ya que ni al propio autor le gusta acompañar al libro de una sinopsis. Solo os puedo decir que nos narra el viaje que emprende un grupo de lo más variopinto, a través de un mundo que no rota sobre sí mismo, provocando que el astro rey abrase permanentemente la zona situada frente a él, mientras que la zona adónde no llega su luz sea un páramo de frío y hielo, y que la única parte más o menos habitable sea el estrecho tramo existente entre esos dos antagónicos infiernos. No quiero seguir desvelando la trama, porque seguro que disfrutáis más esta obra a medida que vayáis leyendo y conociendo a cada miembro de este excéntrico grupo, de sus maneras de ser y actuar dependiendo de la procedencia de cada cual. Una suerte de compañía del anillo cubierta de una pátina de mala leche y donde prima la máxima del yo y mi culo primero, que están destinados a entenderse en un mundo hostil habitado por criaturas que harían las delicias del Cronemberg más visceral. Un relato al que le queda muy bien —y mira que procuro huir de las etiquetas— el adjetivo biopunk, con aspectos que nos trasladan a la era hiboria de espada y brujería.
A pesar de que el volumen completo cuenta con más de mil cien páginas se lee muy rápido. Compuesto por capítulos muy cortos hace que su lectura sea muy dinámica, provocando que no podamos dejar de leer, donde iremos pasando capítulos sin apenas darnos cuenta, porque Bueso sabe contar historias, y nos mantiene enganchados desde la primera página. Os lo advierto, es una lectura que resulta adictiva, y no podréis dejar de leer hasta su final, donde desearéis que no sean mil, sino tres mil las páginas que componen esta historia. Porque nos deja con ganas de más. Consiguiendo lo imposible, que nos encariñemos de unos personajes mal encarados y pendencieros, y de uno en particular, que por su irreverencia soez, irónicamente nos resultará entrañable a la vez que familiar. Porque el autor ha dejado bastante claras las referencias, sabe lo que le gusta a su público y se lo da, sin complejos ni subterfugios. Quiero destacar el exquisito léxico de este escritor, con el que he aprendido más conceptos y vocabulario que en todos mis años de estudios. Novela perfecta para el lector curioso que nunca quiere dejar de aprender.
Una historia que es una nueva vuelta de tuerca al clásico “viaje del héroe”, aquel que nos psicoanalizó tan bien Joseph Campbell, y que Emilio Bueso ha sabido adaptar a nuestros tiempos tan bien, donde ya el héroe no es solo el hombre, donde la dama puede salvarse ella solita, incluso salvar el culo del macho, que esta vez no es ni tan alfa. Una odisea que querremos leer y releer más de una vez, porque seguro que en cada relectura descubrimos nuevos aspectos que nos resultarán cada vez más familiares en esos tres mundos tan irreales como cercanos, donde las referencias nos marcan que es un universo menos ajeno de lo que a primera vista nos pueda parecer.