No hay mejor telón de fondo que la noche de la ciudad de León para contar esta historia. Luis Ezquerra Escudero lo sabe bien y es por eso que le otorga a la noche el papel de narradora omnisciente. Gracias a ella nos adentramos en esta novela de carácter que nos envuelve en el mundo de las pasiones y el destino.
Noche de barrio húmedo es el reencuentro de unos excompañeros de instituto que, tras años sin verse, organizan un encuentro buscando, quizás, rememorar la vivido. Así, conocemos a Perséfone, Belinda, Helena, Héctor, Patroclo, el Pelirrojo y otros compañeros que se entregarán a los delirios de la noche en esta velada de confesiones en la que aún resuenan los latidos de todo aquello que les aconteció en sus años de instituto.
La infancia del autor, quien estuvo internado gran parte de su adolescencia en los colegios de huérfanos de Renfe, forjó, indudablemente, un carácter inconformista, enfrentado al destino y a las convecciones. Rasgos con los que dota a los personajes de esta singular novela.
No os voy a engañar, lectores. Noche de barrio húmedo no es una novela al uso. No se trata de la historia simple del reencuentro de estos jóvenes. No es una novela fácil de esas que pueblan las estanterías de las librerías hoy en día. No busca la inmediatez que tanto se exige ahora. Y ahí, lectores, está su encanto. A pesar de su actualidad, Noche de barrio húmedo tiene un cierto paralelismo con el teatro clásico. Ya no solo por la narración omnisciente de la Noche, sino por las cuestiones que en ella se tratan que acercan esta novela a la tragicomedia griega.
Como os decía antes, el punto de partida es el reencuentro de aquellos compañeros de instituto. Dicho encuentro transcurre en una sola noche, un elemento muy dramatúrgico y muy de Joyce al mismo tiempo. En esta sola noche en que se desarrolla Noche de barrio húmedo, los jóvenes se reúnen para rememorar, filosofar y retarse. Y es que, como dice el autor, “ni todos somos tan buenos, ni todos somos tan malos”. Completamente entregados a la pasión juvenil y el desenfreno, los jóvenes se dejan hacer. Y para ello, Elías y Eliseo, los dinamizadores de la fiesta, una suerte de juglares, les propondrán un juego. Un juego que cada uno jugará a su manera y que los llevará a situaciones muy diferentes. Así, una vez se forman las parejas, los jóvenes se abandonan a la sensualidad de la noche. ¿Qué busca cada uno en el amor y en la vida?, ¿podrán encontrarlo a través del lenguaje del cuerpo?, ¿qué encuentran?, ¿quizás el amor incuestionable?
Las respuestas a todas estas peguntas están en esta sorprendente novela de Luis Ezquerra Escudero. Con el corazón de León como escenario de esta noche, el autor nos propone un encuentro vertiginoso que derrocha originalidad y sensualidad y que nos atrapa en sus redes, como si fuésemos espectadores de esta obra de teatro bajo la luz de las estrellas.
Noche de barrio húmedo es el reencuentro de unos excompañeros de instituto que, tras años sin verse, organizan un encuentro buscando, quizás, rememorar la vivido. Así, conocemos a Perséfone, Belinda, Helena, Héctor, Patroclo, el Pelirrojo y otros compañeros que se entregarán a los delirios de la noche en esta velada de confesiones en la que aún resuenan los latidos de todo aquello que les aconteció en sus años de instituto.
La infancia del autor, quien estuvo internado gran parte de su adolescencia en los colegios de huérfanos de Renfe, forjó, indudablemente, un carácter inconformista, enfrentado al destino y a las convecciones. Rasgos con los que dota a los personajes de esta singular novela.
No os voy a engañar, lectores. Noche de barrio húmedo no es una novela al uso. No se trata de la historia simple del reencuentro de estos jóvenes. No es una novela fácil de esas que pueblan las estanterías de las librerías hoy en día. No busca la inmediatez que tanto se exige ahora. Y ahí, lectores, está su encanto. A pesar de su actualidad, Noche de barrio húmedo tiene un cierto paralelismo con el teatro clásico. Ya no solo por la narración omnisciente de la Noche, sino por las cuestiones que en ella se tratan que acercan esta novela a la tragicomedia griega.
Como os decía antes, el punto de partida es el reencuentro de aquellos compañeros de instituto. Dicho encuentro transcurre en una sola noche, un elemento muy dramatúrgico y muy de Joyce al mismo tiempo. En esta sola noche en que se desarrolla Noche de barrio húmedo, los jóvenes se reúnen para rememorar, filosofar y retarse. Y es que, como dice el autor, “ni todos somos tan buenos, ni todos somos tan malos”. Completamente entregados a la pasión juvenil y el desenfreno, los jóvenes se dejan hacer. Y para ello, Elías y Eliseo, los dinamizadores de la fiesta, una suerte de juglares, les propondrán un juego. Un juego que cada uno jugará a su manera y que los llevará a situaciones muy diferentes. Así, una vez se forman las parejas, los jóvenes se abandonan a la sensualidad de la noche. ¿Qué busca cada uno en el amor y en la vida?, ¿podrán encontrarlo a través del lenguaje del cuerpo?, ¿qué encuentran?, ¿quizás el amor incuestionable?
Las respuestas a todas estas peguntas están en esta sorprendente novela de Luis Ezquerra Escudero. Con el corazón de León como escenario de esta noche, el autor nos propone un encuentro vertiginoso que derrocha originalidad y sensualidad y que nos atrapa en sus redes, como si fuésemos espectadores de esta obra de teatro bajo la luz de las estrellas.