El maestro irlandés, ganador del Premio Príncipe de Asturias, vuelve asorprender con una magistral entrega de Quirke.
«Black es un maestro de la novela negra de altura, del noir literario en la tradición de Simenon y Chandler.»
The Guardian
«John Banville/Benjamin Black es un maestro y su prosa es un deleite incesante.»
Martin Amis
«Tal vez fuese mejor dejar a los muertos en paz, incluso si no estaban muertos.»
Arrastrado por su vitalista esposa Evelyn a unas vacaciones en San Sebastián, el patólogo Quirke pronto deja de echar de menos el lúgubre y sombrío Dublín para empezar a disfrutar de los paseos, el buen clima, el mar y el txakoli. Sin embargo, toda esta calma y hedonismo se ven perturbados cuando un accidente algo ridículo lo lleva a un hospital de la ciudad. En él se cruza con una irlandesa que le resulta extrañamente familiar, hasta que finalmente cree reconocer en ella a una infortunada joven, amiga de su hija Phoebe. Si la memoria, o el abuso del alcohol, no le juegan una mala pasada, se trataría de April Latimer, presuntamente asesinada #aunque su cadáver jamás fue hallado# por su perturbado hermano en el transcurso de una sórdida investigación en la que el propio Quirke se vio implicado años atrás. Convencido de que no ha visto a un fantasma, insiste a Phoebe para que visite el País Vasco para salir de dudas. Lo que Quirke ignora es que la acompañará el inspector Strafford, por quien siente una aguda antipatía, y que, además, un asesino a sueldo muy peculiar emprenderá idéntico trayecto.
¿Por qué decidió matar a Benjamin Black y firmar con su nombre?
Al releer uno de los libros anteriores de Benjamin Black en audiolibro como si yo no fuera el autor me dije “Esto no está tan mal, ¿por qué no voy a utilizar mi nombre? Y entonces decidí matar a Benjamin Black y mandarle al exilio a España. En el sol español, en lugar del norte donde la vida es más difícil.
¿Qué evolución existe en sus personajes femeninos?
No veo grandes diferencias entre hombres y mujeres más allá de las evidentes. No creo que haya ningún hombre que entienda bien a las mujeres.
¿Qué nos adelantaría de Quirke en San Sebastián?
Va a ser una lectura maravillosa que les va a gustar mucho. Que van a disfrutar, lo único que pretendo es que el lector saque todo el placer de su lectura.
¿Le ha ayudado la novela negra a conocer mejor nuestra sociedad?
En primer lugar odio el tema del género, todos mis libros los ordeno alfabéticamente. El género no significa absolutamente nada para mí. Lo que hay son libros buenos, libros que no son buenos y libros malos.
En segundo lugar escribir libros no me dice nada de la gente. Desde adolescentes sabemos todo lo que podemos esperar de la gente. No entiendo a los seres humanos, ni por qué estamos aquí ni por qué nos comportamos como lo hacemos.
¿Cómo está viviendo la pandemia?
Me gusta el aislamiento, es la vida de un escritor, me gusta el silencio y estar aislado. Así no tengo que dar paseos. Esto de dar paseos es un invento horrible. Prefiero cuando esto acabe ir de pub en pub bebiendo. Dios ha abandonado a los países latinos en esta pandemia.
¿Está escribiendo alguna novela de John Banville?
Estoy trabajando en una novela de Banville en la que llevo cuatro años y medio pero me la estoy tomando con calma. Sospecho que será el último Banville.
El daño de la Iglesia al individuo está presente en esta obra ¿es algo intencionado?
Madre mía. Crecí en los 50 y la iglesia irlandesa tenía mucho poder y hasta los políticos la temían.
Saber y no saber algo es la especialidad del ser humano. El daño que todos conocíamos que se hacía a niños y jóvenes tiene que estar presente, por eso he utilizado el terrible pasado de Irlanda como material de mis novelas. Sin embargo no he intentado hacer campaña social.
Quirke parece feliz o menos desgraciado al principio de la novela ¿se lo merecía?
Es una pobre criatura que todo lo que toca se convierte en tragedia. Así que un poco de felicidad no le venía mal.