Del autor de: Cómo llegué a conocer a los peces Carpas para la Wehrmacht
Trece relatos sobre leyendas del deporte checo«Pavel escribe acerca del deporte de tal manera que a un deportista no le chirría al leerlo, a un lego le entretiene y a los dos les emociona». Emil Zátopek
Antes de que una enfermedad mental lo apartara del periodismo deportivo, Ota Pavel escribió decenas de artículos sobre los mejores deportistas checos de su época. El precio del triunfo, publicado originalmente en 1967, reúne trece relatos sobre leyendas como Emil Zátopek, Jan Veselý o Alois Hudec. Pavel, que jugó en el equipo juvenil de hockey sobre hielo del Sparta Praha, narra los momentos culminantes de las carreras de estos deportistas con la pasión de quien ama el deporte, pero sin olvidar nunca su lado más cotidiano y humano, y el precio que tuvieron que pagar para alcanzar la gloria. Y es que para el autor de Cómo llegué a conocer a los peces y Carpas para la Wehrmacht, «la literatura no puede dividirse en literatura sobre bomberos o sobre deportistas. Solo hay una y, como diría Jaroslav Hašek, es literatura sobre la condición humana».
Ota Pavel(Praga, 1930-1973), cuyo verdadero nombre era Otto Popper, fue un popular escritor y periodista deportivo checo. Su padre, representante de comercio judío, y sus dos hermanos mayores fueron encerrados en campos de concentración nazis, mientras que el pequeño Otto se quedó con su madre, de origen no judío, en Buštěhrad. Entusiasta jugador de hockey sobre hielo en su juventud, trabajó como minero en la región de Kladno antes de establecerse como periodista deportivo. En 1964, mientras cubría los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebraban en Innsbruck, mostró los primeros síntomas de la enfermedad mental que pondría fin a su carrera periodística. Aun siendo el periodo más difícil de su vida, también fue el más creativo, en el que escribió sus obras más destacadas y líricas, incluyendo los célebres libros de recuerdos Cómo llegué a conocer a los peces y Carpas para la Wehrmacht. Murió de un ataque al corazón en 1973 y está enterrado, junto a su padre, en el cementerio judío de Praga.
Como no tenía gran talento, al principio tuvo que superar las dificultades del entrenamiento con un enorme esfuerzo, que acababa desencajándole la cara y la boca. A miles de personas esta mueca les repugnaba y al mismo tiempo les atraía. El que mejor la definió fue el escritor francés Magnan: «Un hombre que corre como nosotros. Un hombre que visiblemente paga un gran precio por el triunfo».