“La literatura es el territorio de una verdad que va más allá del presente”

Manuel Rico, autor de “El lento adiós de los tranvías”:

“La literatura es el territorio de una verdad que va más allá del presente”

El poeta, narrador y ensayista conversa de la importancia de la memoria para hacer literatura y la ficción como fuerza que ayuda a interpretar los hechos. Asimismo, considera que en este tiempo “vivimos la irrupción de lo inverosímil”.

Por: Carlos Nevot

Pregunta: – ¿La literatura siempre se escribe desde el recuerdo?

Respuesta: – La mayor parte de las veces. La memoria es el motivo de inspiración de gran parte de la buena literatura que conocemos. Incluso cuando no es el motivo directo, visible, de un texto narrativo, o de un poema, el autor se ha manejado con materiales que han estado en su mente durante mucho tiempo y que contienen fragmentos de su propia memoria pese a no ser reconocibles. A mí me interesa especialmente la literatura que trabaja con esa materia prima. Vida, memoria y lenguaje: ese es el cóctel del que se alimenta la mayor parte de mi literatura, sea novela sea poesía 

P: – Temas como el franquismo y la guerra civil son recurrentes en la literatura española, ¿qué aporta su novela en este sentido?

R: – El lento adiós de los tranvías (Huso Editorial, 2020) aporta noticias de la cotidianidad de unos años ya alejados de la Guerra Civil pero en los que se mantenía la dictadura. Más allá de la trama, con rasgos de intriga cuasi policial, un Mario Ojeda en busca de un pintor desaparecido como Eladio Vergara, creo que ofrece al lector, especialmente al lector más joven, una atmósfera y unos escenarios desaparecidos, una cotidianidad inimaginable hoy, en un sistema de libertades. Es la vida diaria en una realidad en blanco y negro; con sus olores, con sus ruidos, con sus ambientes interiores (cafés, bares de moda, librerías…) cargados de humo y de miedo. Un joven crecido en democracia difícilmente puede imaginar ese mundo: ceo que mi novela es un viaje a esa España sombría y hundida en la mediocridad que va de 1966 a 1972, el tiempo final de los tranvías en Madrid. 

P: – ¿De qué le sirve al lector la ficción para cambiar su realidad?

R: – La ficción, de un modo radicalmente distinto a como lo hace la historia, o los estudios económicos, nos permite recobrar los sueños, las decepciones, las esperanzas, los miedos o las desconfianzas de una época, situando al lector en la mente y en el corazón de los personajes. Si en esa ficción se cuenta una realidad que tiene que ver con la experiencia vivida o con la que ha vivido toda una sociedad, contribuye a que no se repitan los errores, los grandes traumas colectivos. La memoria, propia o heredada de tus ascendientes, es siempre una lección histórica, existencial. La ficción ayuda a procesarla, a entenderla, a proyectar sus lecciones en el presente. Personal y colectivo.

P: – Ante tanto realismo en la literatura actual, ¿hay crisis en la ficción?

R: – El realismo ha sido siempre un componente esencial de la literatura española desde el barroco. El realismo, siempre que se aleje de la crónica autobiográfica o del puro testimonio e incorpore imaginación, cree personajes e invente historias y las plasme con un lenguaje ambicioso, es también ficción. Creo que hay cierta crisis de la literatura puramente imaginativa, de los contenidos de vanguardia, pero realismo y ficción no deben ser considerados como territorios opuestos o contradictorios. Lo importante es, y lo digo parafraseando a mi buen amigo Vicente Luis Mora, no huir de la imaginación.

P: – En el mundo actual acontecen a diario sucesos que parecen sacados de una ficción. ¿Esta realidad le deja espacio a la literatura?

R: – Siempre hay espacio para la literatura. Yo diría que mientras exista el ser humano habrá literatura del mismo modo que habrá música o habrá pintura. Es verdad que hasta cierto punto vivimos la irrupción de lo inverosímil, de los fakenews, de hechos inimaginables antes (el 11 S fue un claro ejemplo) pero la literatura es una vía insuperable para indagar en las grandes contradicciones del ser humano, en sus incertidumbres, en las carencias del presente y en los deseos y aspiraciones de un mundo mejor para el futuro. La literatura es el territorio de una verdad que va más allá del presente y que no te ofrece ninguna otra disciplina. Superior a cualquier asomo de realidad por muy absurda o inesperada que la juzguemos.   

P: – Si no pudiera publicar, ¿seguiría escribiendo?

R: – Sí, sin duda. Es un impulso que va más allá de la posibilidad de publicar Es lo que llaman la vocación, el deseo irreprimible de bucear en uno mismo. Hoy con internet es posible transmitir a los demás ese deseo traducido en literatura. Es verdad que como el libro no hay nada, pero ahí están otras realidades para la palabra como el blog o las páginas personales. Y no hablemos de la autoedición porque sería entrar casi en un parque temático….