Hace 12 años se publicaba “Un armario lleno de sombra”, la primera parte de las memorias de Antonio Gamoneda que abarcaba hasta los 14 años cuando entra como recadero y meritorio en el Banco Mercantil. Ahora se edita la continuación de sus memorias bajo el título de La pobreza, volumen que abarca desde allí hasta el año 2000 pero que incorpora reflexiones y referencias que abarcan hasta el presente.
El poeta y narrador asturleonés certifica algunas dudas respecto a la dificultad de encontrar el tono, a tener que desechar partes de los recuerdos, al proceso largo de trabajo que le ha supuesto escribir esta segunda parte, al pudor que conforma la primera parte de La pobreza.
Solo por leer el texto introductorio merece la pena esta obra que hace muchos apuntes al presente, incluyendo páginas hilarantes sobre la situación actual y los escritores contemporáneos.
No faltan las reflexiones políticas sobre el hecho de que la posguerra no ha terminado para él, que quiénes esperaban el advenimiento de una nueva era siguen esperando. Sobre la democracia como manto que encubre la dictadura económica que a nivel mundial y por ende solo es una conquista ideológica.
Su mayor deseo ha sido encontrarse consigo mismo de forma fiable y conocerse mejor. Llegando a mantener una tensión consigo mismo a lo largo de todo el libro. Gamoneda ha caminado como un ciego reconociendo los lugares de su memoria, como él mismo confiesa «es mi vida e irreparablemente es también la visión de un tiempo».