El audiolibro conquista a los más jóvenes de la FIL

El Encuentro Nacional de Booktubers 2019 comenzó con una mesa dedicada a este formato que gana cada vez más adeptos
Encuentro Nacional de Booktubers | © FIL/Natalia Fregoso
Encuentro Nacional de Booktubers | © FIL/Natalia Fregoso

¿Cuáles son las ventajas de un audiolibro? ¿Cómo acercarse a ese formato por primera vez? ¿Qué provecho se le puede sacar al formato? Estas fueron algunas de las preguntas que se pusieron sobre la mesa de la inauguración del Encuentro Nacional de Booktubers 2019, “Sherezade en MP3”, que presenta su quinta edición dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).

Si bien el salón Enrique González Martínez de la Feria no se llenó, los asistentes sí eran los que debían estar ahí. No sólo por ser lectores ávidos de los libros de Madeleine Roux (quien antes de subir al estrado firmó algunos de sus libros, entre los que se encuentran Los artistas de huesosCatacombAsylum), fue una de las invitadas, sino también porque la mayoría, o ya era consumidora de audiolibros o buscaba recomendaciones para ese formato.

La mesa fue dirigida por Diego Salvatore, booktuber mexicano, quien destacó que un audiolibro tiene todos esos elementos extra que le dan más sabor a la historia: actuaciones, sonidos incidentales, música, ambientes y diferentes voces que “ayudan al escucha a sumergirse en la narración”. Roux comentó, con la ayuda de la traducción simultánea de Rosie Gardel, que para un escritor es una experiencia especial escuchar un audiolibro de sus narraciones. “Es muy curioso escuchar mis propias palabras de vuelta”, confesó. Además, dijo que, aunque no se ha involucrado dentro de la producción de la adaptación al audiolibro, sí lo está en un aspecto muy importante: la elección de la voz narradora.

Otra de las invitadas fue Alejandra Nájera (del canal El Librero de Alex), quien resaltó que el formato de audiolibro “es inclusivo” al mencionar dos casos: el de su abuela invidente, que puede disfrutar de la literatura a través de sus oídos, y el de amigos que sufren déficit de atención y les cuesta mantenerse quietos con un libro en la mano. Galaxia Poucel (directora del encuentro), por su parte, comentó que “no hay una gran diferencia entre lo que te imaginas cuando escuchas y lo que te imaginas cuando lees”.

Cuando se le dio oportunidad al público para hacer preguntas y comentarios, una de las dudas era cómo empezar a escuchar audiolibros. Desde la mesa recomendaron la plataforma Audible, por su amplio catálogo, tanto de libros clásicos como contemporáneos; Sin embargo, resaltaron que por precio recomiendan otras como Scribd, Storytel y Bookmate. Desde las sillas, una joven señaló a Spotify también.

Dos aspectos que se resaltaron de las ventajas del formato vinieron, tanto de una de las invitadas como de alguien del público. La primera fue Roux, quien dijo que para ella es más sencillo escuchar un libro de no ficción (en especial los que tienen temas que manejan datos o números, como política), por lo que es una buena primera aproximación: cuando el género del texto es difícil de consumir en papel. La segunda, de un asistente, fue utilizarlos como material didáctico en el aprendizaje de idiomas extranjeros, pues es más relevante para un estudiante leer un texto que sí le interesa (no las clásicas escenas cotidianas para pedir un café o saber en dónde está la biblioteca) y oír, al mismo tiempo, cómo se pronuncian las palabras.

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