Para promover el amor por la lectura desde edades tempranas se debe contar con personas, en torno a los niños, que los inviten a tomar los libros, los maestros juegan un papel primordial dentro de esta labor.
Algunos profesores son capaces de inspirar a sus alumnos atrayéndolos hacia una especialización, otros se han dedicado tanto a la docencia como a la escritura, ya sea por el bien de sus finanzas, o por otro lado, como vocación para llevar a más personas hacia las páginas de los grandes libros de todos los tiempos.
La enseñanza se debe realizar con una excelente disposición, sabiendo que se influirá en los pequeños. Muchos docentes crean un vínculo de amistad con sus alumnos intentando inspirarlos a lograr más, para que aprendan realmente sobre los temas tratados y no sólo los memoricen.
Los estudiantes responden mejor en aulas en las que se les motiva, pudiendo subir sus calificaciones. Cuando se crean estos lazos en clase, los alumnos suelen llevar regalos para profesores, expresan libremente sus ideas y sienten que tienen un apoyo para afrontar situaciones o para motivarse hacia sus metas a futuro.
A final del año escolar, esos maestros y profesores que lograron relacionarse de forma eficaz pueden llevarse una amistad para toda la vida. Es común que sus escritorios se llenen de detalles de sus estudiantes, y no únicamente manzanas, como en las películas.
Esos pequeños presentes entregados pueden estar relacionados con la creatividad despertada, y son muestra de que han logrado un estímulo adicional, que no sólo se quedará en las aulas, sino que trascenderá en el tiempo. Los alumnos siempre recordarán esas palabras de aliento y el empeño por enseñar más allá de lo que dicta el programa de estudio.
Los maestros que inspiraron a grandes escritores
Muchos han encontrado, a lo largo de su vida, a un profesor que ha marcado sus pensamientos, ha despertado su curiosidad, los ha motivado a iniciarse en una actividad y ha sido partícipe en el rumbo en el que se ha dirigido su vida. Algunos de los escritores más reconocidos han tenido esta guía, con docentes que resultaron claves en sus vidas.
Por ejemplo, Albert Camus escribió una carta a su maestro de primaria, tras ganar en el año 1957 el Premio Nobel de Literatura. El escritor y filósofo mencionó que después de tener presente a su madre cuando le anunciaron sobre el galardón, la segunda persona en la que pensó fue en este docente que le brindó su mano amiga, cuando él más lo necesitaba.
Camus recordaba a Louis Germain con cariño, el agradecimiento por las enseñanzas se transformaron en una carta que pasaría a la historia, así como lo han hecho sus obras. El escritor reconoció que, sin su ejemplo y enseñanza, no hubiese logrado la posición por la que todo el mundo lo admiraba en ese momento.
Los escritores que han sido profesores
La escritura y la docencia ha estado vinculada desde siempre, y es que muchos escritores han estudiado carreras de lingüística o literatura, pudiendo también dedicarse a impartir clases en escuelas primarias, secundarias o universidades. Algunos lo han hecho por vocación y otros han aceptado estos puestos por necesidad.
Antonio Machado tenía como propósito combatir la ignorancia desde las aulas, aunque él reconocía que no tenía una real vocación por la enseñanza. Por ello, buscaba formas de impartir la docencia para llegar a sus alumnos, como dar clases cerca de la naturaleza fuera de las aulas. Machado se desempeñó como profesor en institutos de Segovia, Soria, Baeza y Madrid.
Uno de los que amaba el mundo de la enseñanza era Vladimir Nabokov. Este escritor se desempeñó como profesor de literatura en Cornell University y Wellesley College. A los que quieren acceder al material que impartían pueden leer el libro ‘Clases de literatura europea’, con una recopilación de las novelas del siglo XIX.
Los amantes de la literatura aprecian que el contenido impartido en sus clases se haya conservado, además muchos toman el test que hacía el escritor a sus estudiantes sobre el buen lector; también se pueden conseguir entrevistas de Nabokov para ampliar la información.
Uno de los libros favoritos de Nabokov era ‘La Metamorfosis’ de Kafka, y era una de las clases que se impartían en las universidades mencionadas. Este escritor no sólo se esforzaba en la enseñanza, también exigía ciertas características de los lectores como memoria, sentido artístico e imaginación.
William Golding usó lo aprendido como profesor para reflejar en ‘El señor de las moscas’ el carácter de los estudiantes incontrolables. Impartió clases en Bishop Wordsworth´s school de filosofía e inglés. Al Premio Nobel de Literatura le gustaba enseñar, y regresó a las aulas tras abandonarlas para servir en la Segunda Guerra mundial.
Stephen King tuvo grandes problemas financieros al inicio de su carrera, vendía historias cortas y trabajaba como profesor en Hampden Academy, en Maine. En sus aulas le gustaba promover el amor por el lenguaje y el buen uso de la gramática.
J.R.R Tolkien consideraba el oficio de la enseñanza como deprimente y agotador. El escritor usaba el trabajo para pagar sus cuentas mientras su carrera se iniciaba. Aún así, con su gran imaginación y conocimientos, debe haber inspirado a muchos de sus alumnos.
Este escritor, que tenía un grupo de escritura creativa (The Inklings) junto a reconocidos personajes como Owen Barfield y C.S. Lewis, enseñaba lingüística en la Universidad de Oxford. Tolkien comenzó ‘El Hobbit’ mientras se encontraba corrigiendo exámenes.
Algunos otros que estuvieron en las aulas como profesores han sido Dan Brown, J.K. Rowling y José Ortega y Gasset. A estos escritores no sólo les sirvió para pagar cuentas o dedicarse por vocación, sino que también les ayudó a estar cerca de la juventud y de los cambios sociales para poder reflejarlo en sus obras.
Entre el temario y la inspiración
Aunque los profesores se deben guiar por ciertos planes de estudio, si sólo se rigen por éstos no dejarán huella en el proceso de aprendizaje de los estudiantes, para ello deben tener inteligencia emocional.
La lectura es uno de los aspectos esenciales dentro de la enseñanza, ya que a través de ésta se brindan herramientas para el futuro, para un mejor desempeño personal y profesional. Para ello, los maestros deben motivar a través de lecturas enriquecedoras, que no los hagan odiar los libros, sino que en cambio los impulse a elegir algunos por su cuenta.