y el finalista es Manuel Vilas con la obra Alegría. ¡Enhorabuena a ambos!
Javier Cercas se inspira en el ‘mosso’ que abatió a cuatro yihadistas en los atentados de Cambrils en ‘Terra alta’ y Manuel Vilas indaga en la depresión de un hombre de mediana edad en ‘Alegría’
Javier Cercas y Manuel Vilas, dos pesos pesados de la literatura española, fueron coronados anoche en una Barcelona todavía en estado de alerta por las protestas por la sentencia con el Premio Planeta, el galardón mejor dotado de las letras españolas. Tras unos años en los que el premio había virado hacia propuestas de género e indudable gancho comercial, el jurado, compuesto por Alberto Blecua, Fernando Delgado, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regás y Belén López, apostó por dos primeras espadas de la literatura de nuestro país que disfrutan de un binomio poco frecuente: gran éxito de público y reconocimiento de la crítica más exigente.
Javier Cercas se hizo con los 600.100 euros del premio principal con un manuscrito titulado Cristales rotos presentado bajo el seudónimo Melchor Marín. Terra Alta, ese será el título de la novela cuando llegue la primera semana de noviembre a librerías, está inspirada en la historia del mosso d’esquadra que se convirtió de forma involuntaria en héroe en los atentados de Cambrils del verano de 2017, en los que cuatro yihadistas armados pretendían provocar una masacre en el paseo marítimo tras el atentado de las Ramblas de Barcelona, perpetrado unas horas antes. Las secuelas del suceso y el clima de tensión que vivió Cataluña aquel verano, con el procés a punto de estallar poco después, son el paisaje de fondo. La trama se divide en dos: por un lado se narra la historia de un matrimonio y, por otro, está la complicada resolución de un triple asesinato por parte del mosso en la localidad tarraconense de Gandesa, la capital de la comarca de Terra Alta.
Cercas, nacido en Ibahernando(Cáceres) en 1962, aunque gerundense de adopción desde los cuatro años, se ha caracterizado por ser una voz muy crítica con el nacionalismo y la deriva identitaria en Cataluña. La realidad acostumbra a filtrarse en su obra. Del superventas Soldados de Salamina (sobre un episodio de la Guerra Civil) a Anatomía de un instante (la intrahistoria del fallido golpe de Estado del 23-F) o El impostor (inspirada en la figura de Enric Marco Batlle, que se hizo pasar por superviviente de un campo de concentración nazi), los hechos más relevantes de la reciente Historia española han servido de inspiración en la mayor parte de su obra.
Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, de la misma quinta que Cercas) quedó como finalista y se llevó a casa los 150.250 euros del premio con Alegría. Vilas escogió el nombre de Viveca Lindfords, una atriz sueca habitual en el cine fantástico y de terror con un pequeño papel en Tal como éramos para camuflar su autoría y su manuscrito llevaba el nombre del clásico de Rob Reiner. Los muchos lectores de su último trabajo, Ordesa, considerado por la crítica como uno de los mejores libros del año pasado y bendecido también por el público con 100.000 ejemplares vendidos, encontrarán en Alegría una especie de continuación. Si en Ordesa Vilas trazaba una especie de autobiografía en la que recordada su infancia y la relación con sus padres de forma brutalmente tierna, lírica y salvajemente descarnada, en Alegría sigue explorando el paso de los años tras la muerte de sus progenitores. El protagonista es un hombre de mediana edad atormentado por los demonios y tocado por la depresión que, de algún modo, logra abrirse camino poco a poco hacia la felicidad.
Ni Cercas ni Vilas, dos de los nombres más potentes de la literatura española, eran hasta anoche autores de Planeta. Ambos publicaban desde hacía años en distintos sellos -Literatura Random House en el caso del primero y Alfaguara en el segundo- pertenecientes a Penguin Random House, el único otro gran grupo en España capaz de hacerle la competencia a un gigante como Planeta. Así que la doble operación se interpreta como un golpe de autoridad de Planeta, que este año cumple 70 años, sobre su competidor más directo en España, que en los últimos meses había iniciado una estrategia de compra de otros sellos de tamaño menor, como la última gran editorial independiente, Salamandra. Fuentes del grupo quitaban hierro al asunto («Es algo que pasa todos los días») y es cierto que el hecho de que un autor salte a otra editorial es habitual. Lo que no lo es tanto es que el robo sea doble, con un altavoz mediático del calibre del Planeta y que afecte a lo más granado de la escudería literaria rival. Setenta años no se cumplen todos los días