Lo primero que un buen lector destacaría, creo, de la amenísima e instructiva lectura de este libro no sería tanto la razón pedagógica que de sus páginas se desprende sino la expresión cuidada, la definición precisa con que cada uno de los términos o apartados están recogidos. Claro está que, no en vano, quienes firman las entradas no son únicamente Diderot y D’Alambert, sino también un tal Rousseau o Moliere, por ejemplo.
Un primer ejemplo lo obtenemos con la definición que uno de los autores principales, D’Aalambert, nos ofrece de la palabra Afectación: “Aplicado tanto al lenguaje como a la conversación, se trata de un vicio bastante común para las personas de las que se dice que tienen labia. Consiste en hablar de cosas triviales o comunes en términos excesivamente rebuscados” Y concluye, rotundo: “Para el hombre con cabeza una idea corriente exige una expresión corriente” Pocas objeciones que hacer, desde luego.
Diderot nos educa con la definición del término de Celos: “Se trata de una inquietud del alma que nos empuja a envidiar la gloria, la felicidad y el talento de los demás” Luego hace un breve comentario de cómo es fácil confundirlos con la envidia, para concluir, con una argumentación racional muy sugerente: “Por culpa de los celos los hombres deforman los pies de las mujeres en China, y también por culpa de los celos se sacrifica la libertad de las mujeres en los países del Este”
Una didáctica socio-cultural está de fondo, y ello no es poco cuando el destinatario de tal enciclopedia es todo aquel ciudadano que haya de considerar la existencia con criterios de respeto y racionalidad. A través de ella iba a nacer, o consolidarse, una sociedad reflexiva, nueva, respetuosa de la libertad.
Por fin, por añadir una voz redactada por un autor tan reputado como Voltaire, elegimos la voz ‘Género estilístico’, y leemos: “Cada género contiene matices propios, que a fin de cuentas siempre pueden concentrarse en dos: el sencillo y el complejo. Estos dos enfoques, entre los que proliferan tantos otros intermedios, poseen bellezas comunes a ambos: la idoneidad de una ideas expresadas con precisión, la elegancia, el tono adecuado, la pureza de la lengua”
Lo que llama la atención es cuando atendemos a la fecha de publicación de esta enciclopedia, finales del siglo XVIII; su actualidad diríase que permanece intacta a día de hoy. Ahora bien, no en vano, al concebirla, a Diderot le animaba una noble intención desde un principio: “Esta obra producirá seguramente con el tiempo una revolución en los espíritus, y espero que los tiranos, los opresores, los fanáticos y los intolerantes no ganarán. Habremos servido a la humanidad”
Pues sea, todavía a día de hoy, muy bienvenida. No en vano fue concebida en el apenadamente extinto siglo de las luces
Por Ricardo Martínez-Conde