El estado natural de las cosas de Alejandro Morellón

 

Reseñamos conjuntamente dos libros de relatos cuyos temas, estilos y características son muy semejantes. Alejandro Morellón (Madrid,1985) Se crió y educó en Palma de Mallorca. Ha publicado el libro de relatos La noche en que caemos (2013), con el que resultó ganador del premio Fundación Monteleón. Algunos de sus cuentos han aparecido en revistas como Quimera, Prosa inmortal, Eñe o Energehia. Después de coordinar la convención literaria Mallorca Fantástica, fue becario de la Fundación Antonio Gala. Actualmente reside en Madrid. Con su libro El estado natural de las cosas (Caballo de Troya, 2016) Alejandro Morellón acaba de obtener el prestigioso Premio Hispanoamericano de cuento Gabriel García Márquez, otorgado por el Ministerio de Cultura de Colombia y dotado con 100.000 dólares.

LA NOCHE EN QUE CAEMOS, Eolas Ediciones, 2013

Los nueve relatos que componen el libro ya prefiguran el escenario habitual de lo que va a ser la obra posterior. Comienza fuerte, con una historia sobre un parto y un taxi, Tai. Una narración fantástica en que el lector acaba entrando y casi llegando a la conclusión de que podría ser real. Fantasía y a la vez, parábola de la vida humana. En la siguiente narración, Cuando el niño era niño, el protagonista es un niño intemporal y eterno que todo lo que desea es dejar de serlo, como Nosferatu deseaba morir; sin embargo es inútil, pasa el tiempo y aunque su mente no es infantil, el niño sigue siéndolo a su pesar. Subterráneo muestra un personaje que podríamos llamar “narcolépsico” que duerme y duerme durante años y la vida va pasando alrededor. Una especie de Orlando woolfiano aunque no cambie de sexo, que va pasando su vida en un duermevela continuo. Diana sigue sin venir es el siguiente texto, más breve, en el que un hombre le da vueltas a su relación con una mujer o más bien al deseo de esa mujer, desde el nuevo apartamento que le acoge. La noche en que caemos, el relato que da el título al libro, es un continuo monólogo o imaginario diálogo de un insomne con alguien mas allá de las estrellas, pero también con personajes de ficción y de la realidad. La línea que separa unos de otros es tan tenue como la que separa la vida de la muerte, el día de la noche. Traspasarla es tan fácil como caer.

Plato de sopa sin retorno marca cruelmente la separación entre una madre y su hijo. Mientras el hijo pelea con su sopa, la madre parece estar en otra dimensión. Pero la realidad, desgraciadamente, es la de la madre, el hijo vive en pura ficción. La herida es un relato más largo compuesto de muchos micro-capítulos, cada uno titulado, no numerado. Los protagonistas son la pareja formada por Kurt y Elisa, cuyo hogar parece salvado de la catástrofe exterior, donde reina la desolación. Siempre esperando a Lester, el hijo que nunca llega. Cotidianidad doméstica y caos exterior. El palíndromo de Nadia estácompuesto por tres micro-textos que resumen una vida, que comienza como acaba, en la oscuridad de una cámara oscura. Una máquina excelente es el relato con que finaliza el libro, en el que un marido engañado, maltratado y oprimido en su trabajo, se decide a comprar una máquina exprimidora. La violencia que puede contener una persona humillada y ofendida es manifiesta aquí.

EL ESTADO NATURAL DE LAS COSAS. Ed. Caballo de Troya, 2016

Esteconjunto de siete relatos es el que ha recibido el premio colombiano. Está dividido en tres secciones: Como el perro que olfatea al pájaro, Era la época de los maestros de la levitación, y Los pájaros que saben. Ya los títulos nos indican cierto toque de surrealismo.

La primera parte agrupa tres relatos muy breves, Elogio del huracán, cuya lectura retrotrae a la maravillosa película de Victor Sjöström The Wind, (1928); Reprimir el gesto exterminador, donde la increíble risa neurótica de una mujer pone a todo un edificio en movimiento; Intervención nº3 , cruel sátira de lo que se puede llegar a hacer cuando la necesidad aprieta y cuando un artista quiere epatar al público.

La segunda parte comprende el relato que da título al libro. Quien haya admirado las pinturas de Chagall, (esos novios flotantes, esas figuras asombrosamente suspendidas en el aire de un modo mágico), podrá entrar sin problemas en esta narración, que pone énfasis en la disgregación de verdad y ficción, haciendo que todos los personajes acepten como natural –aunque un poco peculiar, claro- que el protagonista pase toda la historia en el techo de su casa. El mundo al revés. El mundo visto desde una perspectiva distinta, opuesta a la habitual. Es un relato largo, de 72 páginas; quizás demasiado largo, en opinión de quien esto escribe. El autor se mueve mejor en el relato breve, el cuento corto y el microrrelato.

Finalmente tres relatos breves cierran el último apartado del libro: en La sombra de una imagen que se ahoga, la protagonista, Carla, descubre que su sombra tiene una vida propia. Fucksímil es una introspección, un monólogo que rumia el deseo, el abandono, en relación a otro personaje. Cuidado con el huevo pone punto final. Al protagonista le ocurre un extraño fenómeno con respecto a sus testículos. El relato mezcla humor con imaginación.

El universo que este autor crea en sus textos, (relatos, microrrelatos, relatos entrelazados…) es un mundo onírico, que transita entre el sueño y la vigilia, entre la razón y la sinrazón, lo real y lo irreal. Pero como lo que podemos concebir es posible, al menos en algún grado de posibilidad, este mundo existe. Existe porque una mente lo piensa, y esa mente, en este caso, es la de Alejandro Morellón.

En casi todos estos relatos alguien o algo se llama Ehio. Es como un leit motiv que se repite, como un juego de complicidad con el lector o consigo mismo. Hay humor, aunque humor negro, ciertamente, ya que si bien la mayoría de las situaciones son dramáticas, podrían mirarse desde un punto de vista humorístico. Las digresiones son habituales, como humaredas que llevan el pensamiento a otras zonas habitables por sueños o imágenes irreales. En suma, una escritura interesante, que puede dar mucho de sí. Un autor al que seguir sus pasos.

Por Fuensanta Niñirola