Decir que medio mundo esperaba el nuevo libro de Paul Auster seria, sin lugar a dudas, una exageración, pero sí es cierto que Auster tiene lectores incondicionales que se cuentan por legiones y que muchos lo esperábamos hace ya años. Hoy traigo a mi estantería virtual, 4 3 2 1.
Conocemos a Archie Ferguson, un niño judío, hijo único, que nace en Newark en 1947, mismo año que Auster dicho sea de paso, y lo acompañamos a lo largo de sus primeros veinte años siguiendo fielmente la premisa “y si…”. Mientras lo acompañamos seremos testigos de algunos hechos que han marcado la historia contemporánea de los estados unidos y veremos sus reacciones ante ellos.
Hay veces en que una novela es difícil de explicar. Si yo ahora, por ejemplo, quisiera explicaros el origen del protagonista de esta historia, lo tendría fácil: tan solo hay que leer el primer párrafo de este libro que cuenta con más de ochocientas páginas. Allí Auster nos habla de los abuelos de Archie y su llegada a América. Pero, a partir de aquí la historia se complica, ya que Auster, al igual que ya hiciera Kate Atkinson en Una y otra vez, explora las distintas elecciones y caminos que tomamos en nuestra vida. Y lo hace siguiendo un riguroso orden cronológico en el que, como si estuviéramos ante una suerte de bildungsroman desplegable, veremos la evolución de Archie, desde su infancia hasta la veintena, dada por los caminos elegidos. A fin de cuentas, lo que el autor ha decidido mostrarnos en que todos y cada uno de nosotros, nos hacemos a nosotros mismos en función de nuestras propias decisiones, las cuales no han de ser siempre acertadas. Hay, por supuesto, elementos constantes, como son el amor ya sea por su madre, o por Amy, pero lo que hace interesante la premisa, es esa constante que se desdobla en un libro en el que también lo hacen los capítulos, de tal modo que el Capítulo 1, por ejemplo, será el 1.1, 1.2, 1.3 y 1.4. Y ahora creo que ya empezáis a comprender lo que quería decir con un libro complicado.
Auster opta por fijar determinadas características en su personaje, manteniéndolas inalterables y prefiere mover sus gustos deportivos o las personas con las que entabla relación a medida que va creciendo. No tiene para ello problemas incluso en mudar a Archie y Rose en una de las versiones. Además, y como si el destino tuviera mucho que decir en las vidas de las personas, hay paralelismos entre sus versiones de la realidad, de tal modo que la familia vivirá en un suburbio, aunque sea diferente, en todas ellas. Luego en cambio, el autor duda de su propia elección, o tal vez intenta que el lector no confunda las versiones de una vida que nos está presentando, y opta por diferenciar a las distintas familias, generando una suerte de contrasentido que, eso sí, tal vez sea mucho más realista que el punto de partida inicial, pero que nos deja a nosotros con la inseguridad de saber qué punto de los dos sería el más acertado en el caso de poder desplegar las consecuencias de cada una de las elecciones que vamos tomando cada día.
4 3 2 1 es una novela mastodóntica, casi un experimento pese a que el sentido del humor, las características comunes entre autor y protagonista y el reflejo social y recorrido por algunos momentos importantes de la historia tan habituales ya en la obra de Auster, están muy presentes en el libro. Y, como suele suceder con los experimentos, y más si uno ha leído la ya citada novela de Atkinson en la que la autora maneja los tiempos con una maestría considerable, se arriesga a fallar y a ratos lo hace. El contexto sociopolítico, las revueltas, Vietnam, los Kennedy, la igualdad… y las distintas reacciones que provocan en su protagonista, ya hacen del libro una opción interesante, sin embargo, uno no puede evitar salir de la lectura con la sensación de estar ante un intento fallido de algo que podría haber sido una gran obra. O tal vez sea cierto eso de que hay ideas que, pese a ser buenas, son realmente inabarcables, y el gran fallo de este libro sea precisamente eso. Nos harían falta muchas más versiones y eso sería imposible de explicar y aún más de escribir. Me queda claro el mensaje: somos la suma de las decisiones tomadas, de los caminos elegidos y de la vida que vamos llevando y, si cambiásemos cualquier cosa de nuestro pasado, no seríamos nosotros mismos a día de hoy. Pero ese mensaje queda diluido en un personaje con demasiados rasgos inalterables. Personalmente, creo que no es la mejor novela de Auster. Y eso, después de 7 años de espera, es algo que lamento tener que decir así. Me hubiera gustado terminar diciendo que ha sido un gran placer el reencuentro con sus letras, pero en este caso, faltaría a la verdad.
Fuente: Entre montones de libros