El viaje es un gran tema literario. Quizás uno de los más abiertos para el debate existencial. Muchos de nosotros deseamos un viaje, lo planificamos con tiempo, decidimos el trayecto, los que nos acompañan, los que no, ponemos un límite en el presupuesto, en las buenas –o malas condiciones-, lo comentamos y compartimos por adelantado con los amigos y familiares.
Pero, ¿qué hay del viaje en cayuco? ¿Hasta qué punto esto aplica en un viaje en el que se impone el silencio y la oscuridad? ¿De qué manera se organiza, se plantea? ¿Cómo se vive y quiénes se ven implicados?
La novela Del sueño y sus pesadillas de Johari Gautier (Atmósfera Literaria, 2015) hace hincapié sobre estos asuntos con una historia vibrante e intensa, en la que prevalece un enfoque social y cultural.
El viaje para quien se sube a un cayuco no es otra cosa que una huida, un salto al vacío, muchas veces desesperado, otras veces premeditado con mucho tiempo. Las circunstancias y contextos varían pero la finalidad es la misma: buscar un mejor mañana o un lugar menos hostil.
En la novela del periodista franco-español la historia va creciendo poco a poco, a veces con un ritmo lento, pero dirigido a entender la mente de sus personajes, y en esa parte constructiva está la clave de una novela que quiere crear puentes.
Se trata de entender el otro, de dar un rostro, de entender otras vidas y en este punto “Del sueño y sus pesadillas” rellena un vacío importante ya que da forma y vida a unos inmigrantes que suelen convertirse en fantasmas en nuestro país.
La novela es enternecedora. Sus personajes se muestran completos en sus virtudes y desperfectos, y así es como ciertos personajes nos generan simpatía (Fatú la Sabrosona, o Salif Bambara) o incluso desconfianza y rechazo.
La evolución es sosegada, como lo es la vida africana, con sus aceleraciones y sus problemáticas, hasta que llega el punto definitivo de inflexión: el viaje. En ese preciso momento, todo se transforma. La embarcación se convierte en una celda a cielo abierto donde todos deben luchar por sus vidas.
A partir de ahí, lo que queda de humanidad se desvanece. Los buenos ideales, los bellos sentimientos se esfuman para dar paso a otros relatos de supervivencia, miedos, envidias, rencores, e incluso de muerte.
Para concluir, una novela profunda e interesante que bebe de la actualidad y que permite leer entre las líneas –o los paréntesis- de la información.