Soy aficionado a la novela histórica, tal y como habréis podido comprobar todos los seguidores de este blog. Creo que es un género que cumple con el propósito de acercarnos a personajes y épocas de la historia en un formato asequible a cualquier lector, didáctico y ameno. Esto ya es suficiente motivo para que cualquier novedad dentro de este género despierte mi atención, por supuesto siempre que se trate de una obra que se acerque a la historia con rigor y de forma documentada.
Estos ingredientes los encontramos en Volver a Canfranc, de Rosario Raro (ed. Planeta, 2015) y, además, hay que añadir otros que convierten la novela en un plato exquisito, imposible de rechazar. Una trama que nos desvela un episodio olvidado de nuestra historia, en el que la esperanza, el valor, la entrega, el amor y el heroísmo se abren paso en medio de la tragedia y el horror del nazismo. Una novela inolvidable que hace justicia a la memoria de unos personajes fascinantes que arriesgaron sus vidas en la estación de Canfranc (Huesca), un lugar que se convirtió en clave, no solo para los judíos que lograron salvar sus vidas, sino para el curso de la Segunda Guerra Mundial.
La autora de esta fascinante novela es Rosario Raro, Doctora en Filología. Estudió Técnicas de Escritura Creativa en la Universidad Mayor de San Marcos y la Pontificia Universidad Católica de Perú, país donde vivió durante una década. Cursó un Postgrado en Comunicación Empresarial en la Universitat Jaume I y otro de Pedagogía en la Universidad de Valencia después de licenciarse allí.
En 2009 fue una de las dos únicas españolas finalistas del concurso de escritura literaria Virtuality Caza de letras de la UNAM de México y Alfaguara. Ha impartido numerosas conferencias y dirige desde su fundación el Aula de escritura creativa de la Universitat Jaume I de Castellón. Es autora de, entre otras obras, de los libros: Carretera de la Boca do Inferno, Surmenage, Perder el juicio, Los años debidos, Finlandia, La llave de Medusa, Desarmadas e invencibles y El alma de las máquinas. Su obra ha sido traducida al catalán, al japonés y al francés y reconocida con numerosos premios literarios tanto nacionales como internacionales.
En Volver a Canfranc nos ofrece el impactante relato de un “Oskar Schlinder franco-español” que arriesgó su vida junto a otros personajes inolvidables, enfrentándose al terror del nazismo con valentía y determinación. Solo podemos agradecer a la autora que rescate este episodio de nuestra historia que hasta la fecha ha sido ignorado por este ingrato y olvidadizo país, pero no por aquellos que cruzaron esta estación siendo niños y que desde lugares como Estados Unidos, el resto de América y otros países que los acogieron, regresan a Canfranc para enseñarles a sus hijos y nietos el lugar por el que consiguieron escapar y que conozcan a los descendientes de los héroes que les salvaron la vida. Un ejercicio de memoria y gratitud que ahora podemos realizar todos los lectores que nos acerquemos a la novela.
La historia comienza en marzo de 1943, meses después de que el ejército alemán tomara la estación internacional de Canfranc en Huesca, como si fuera un territorio más de la Francia ocupada. Rápidamente la estación fue ocupada por una brigada de Alta Montaña de Baviera, agentes de las SS y miembros de la Gestapo que se instalaron en las dependencias de la estación. El interés nazi por Canfranc no era gratuito, se trataba de un lugar estratégico, desde donde se abastecía a todos los países europeos en guerra. Era “el granero de Europa”.
Pero en Canfranc encontraremos algo más que nazis, allí se encuentra en primer lugar Laurent Juste, jefe de la aduana internacional, que lleva más de tres años en ese destino, un personaje inspirado en Albert Le Lay, un héroe de la Resistencia, líder de una red de espionaje que, en las narices de los nazis, arriesga su vida ayudando a miles de judíos a escapar de forma clandestina, entre otros cometidos. En su encomiable labor cuenta con la ayuda de otros héroes entre los que destacan las figuras de Jana Belerma, camarera del Hotel Internacional, hija de un profesor de química que usa sus conocimientos en esa materia para falsificar documentos, y Esteve Durandarte, bandolero y contrabandista cuya persona desata todo tipo de rumores y que se dedica en cuerpo y alma a la causa.
La novela gira en torno a la estación de Canfranc y nos va desvelando los detalles sobre cada uno de sus protagonistas, la relación sentimental que se establece entre Jana y Esteve, las circunstancias personales de algunos de los judíos a los que el equipo de Juste tendrá que ayudar en misiones ingeniosas y temerarias, la amenaza de un oficial de la Gestapo que se establece en el lugar añadiendo aún más tensión y peligro a la trama, las peripecias de otros personajes en los que encontraremos reflejado lo mejor y lo peor de la naturaleza del ser humano, y los secretos que se irán desvelando sobre los personajes y la red de espionaje y que depararán sorpresas tanto para los protagonistas como para el lector.
El relato nos mantendrá con el corazón en un puño a través de una historia intensa, emocionante, que no da tregua al lector, narrada con maestría por la autora, que introduce también guiños literarios que se convierten en piezas claves de la trama. Una novela que mezcla con acierto realidad y ficción para acercarnos a una historia de épica y valentía que nos desvela un episodio que se desarrolló en nuestro país y que nos demuestra cómo, aún en medio del infierno y el horror, hay lugar para la esperanza.