El autor nicaragüense Sergio Ramírez acaba de publicar Sara, obra basada en la mujer de Abraham el personaje bíblico común para las tres grandes religiones monoteístas: judíos, musulmanes y cristianos.
Preguntado por si es esta una novela histórica, Ramírez define su obra: “Novela histórica es lo que menos es pues entra dentro en el territorio del mito. Hablamos de la edad de bronce donde carecemos de los elementos objetivos para calificarla como historia. Lo único que he pretendido ha sido tomar el texto bíblico e inventar entre líneas”.
De sus dos abuelas, una era protestante y la otra católica. El autor recuerda el contraste que en su niñez hubo entre los dos tipos de culto. “Mientras en la iglesia y en la catequesis todo se basaba en las imágenes y los dibujos, en el culto protestante se leía y estudiaba la Biblia. Todavía conservo la Biblia que mi abuela me leía a mí de pequeño y que he leído durante todos estos años. La Biblia está llena de historias maravillosas como la de David y Betsabé (o Bat-seba) que tiene todos los componentes de una tragedia al uso”.
La razón de elegir el personaje de Sara es debida a la actitud aparentemente pasiva y determinista que tiene ante todo lo que le pasa. Ella, mujer de ciudad, tiene que casarse con Abraham, salir de Ur para ir a vivir en tiendas de campaña al desierto, malvivir entre las pocas zonas húmedas que quedan, enfrentarse a un dios que le habla exclusivamente a Abraham y que le promete un hijo que nunca llega, aguantar que su esclava Agar sea quien le da descendencia al patriarca y acoger vez tras vez a los enviados de ese dios que cada día adoptan formas diferentes.
Esta obra en vez de ser grandilocuente, como las producciones de Hollywood del año pasado Noé o Éxodus, es minimalista, todo se desarrolla en el desierto, entre manchas de tierra verde, con personajes desamparados que se atienen a su destino, salvo Sara, quien en su conversación interna demuestra un humor ácido ante lo que pasa pero que sigue luchando por hacerse un hueco entre esa sociedad que la aparta continuamente a un papel secundario.
Abraham aparece representado como un pusilánime para agrandar la imagen de Sara.Siempre se queda rebajado, siempre obediente a los designios de su dios. Sin embargo a veces logra ser el hombre que Sara aprueba. Cuando asume su propio papel muy astuto y urde rebajar cantidad de justos de Sodoma y Gomorra para que no sean destruidas, Sara llega a mirarlo con sorpresa. El litigio con Lot también es bien resuelto por el patriarca. No obstante es ella quien según Ramírez detiene la mano de Abraham antes de sacrificar a su hijo Isaac tomando el papel protagonista en la defensa de su familia.
Con el narrador, el autor nicaragüense se equipara a la visión que dios tiene de la historia como un todo unido. Puede así hablar de Moisés que nacería varios siglos después, de Jesucristo y de la época actual simultáneamente a contarnos la vida de Sara. Esto único a la narración basada en escenas cinematográficas, con un juego de una cámara de acercamiento y alejamiento de la cámara, absorbe al lector un juego implacable y contradictorio para que él mismo invente o crea entre líneas lo que quiera.
Comenta que calificar a Sara de una novela feminista le hecha encima una responsabilidad enorme. Sara solo ese una mujer que quiere rechazar ese papel pasivo que tiene. Eu obra anterior La fugitiva su personaje pudiera ser una Sara moderan que cree en su libertad que, no obstante es la que le lleva al suicidio.
Sergio Ramírez se siente un narrador de ficciones, historias ficticias. Su trabajo periodístico esta en la periferia de su trabajo. Le gusta escribir sobre la verdad, pues es tan soberana que no necesita de la mentira. Pero cada uno su propia verdad, la que el vio. En el caso de Sara al final hay una reconciliación de ella con la divinidad. Sergio Ramírez concluye con frase para enmarcar “las mujeres son las grandes artífices de la reconciliación”.