La voz invisible, de Gisela Pou (ed. Planeta, 2015) es una novela que homenajea con acierto el mundo de la enfermería a través de una emotiva historia de secretos, amistad, sueños y frustraciones.
Gisela Pou es licenciada en Biológicas y Máster en Guión televisivo y cinematográfico. Autora de novelas y obras de narrativa infantil y juvenil, tiene un gran reconocimiento como guionista. Ha participado en las series de televisión Isabel y Sin identidad, y acaba de ser nombrada directora del Laboratorio de Creación de Series de televisión de la Fundación SGAE para el 2015.
En esta novela reivindica la profesión de enfermería, situándola en un contexto actual en el que está sufriendo los efectos de los recortes sanitarios. Con maestría, a través de una historia de sentimientos y secretos, nos acerca al día a día de un hospital, acompañando a unos profesionales dedicados en cuerpo y alma al cuidado de los demás, haciendo de la enfermería algo más que un trabajo, convirtiéndolo en una manera de vivir.
La autora también se acerca a otros asuntos de la actualidad relacionados con la crisis, como son los movimientos ciudadanos tras el 15-M. Pero por encima de todo la novela nos muestra la fragilidad de la existencia humana, los vaivenes del destino y la capacidad de sobreponerse a la adversidad. Y es que, como bien señaló Florence Nightingale, pionera de la enfermería profesional y fuente de inspiración de la protagonista: “Lo importante no es lo que nos hace el destino, sino lo que nosotros hacemos de él”.
La trama nos cautiva ya desde el principio con un sugerente comienzo. Celia Matheu, enfermera del Hospital de Sant Pau en Barcelona, atiende a una paciente que ha aparecido inconsciente en la playa. Nadie conoce su identidad y la policía no tiene ningún dato para buscar a familiares o conocidos. Pero Celia conoce el secreto de su identidad, se trata de Martina Constans, una amiga que murió ahogada en un naufragio hacía más de veinticinco años.
Martina ha sufrido una encefalopatía y ha perdido la memoria, Celia se dedicará a cuidar de ella y ayudarla a recuperar su memoria, pero también será la oportunidad de recuperar a su amiga perdida y descubrir qué le ocurrió realmente y por qué ahora se encontraba allí.
La aparición de Martina desata los recuerdos un pasado en el que tres adolescentes, Celia, Martina y Nora se conocieron en el primer año de instituto e iniciaron una sólida amistad en la que lo compartían todo, especialmente su deseo de ser enfermeras. Pero ocurrió algo que truncó sus sueños y cambió sus vidas para siempre.
Con la ayuda de su amiga Nora, convertida en una periodista tenaz y persistente, enfermera frustrada que se ha embarcado en el proyecto de escribir un libro sobre la enfermería, Celia intentará ayudar a Martina a recordar, mientras Nora se dispondrá a reconstruir las piezas del complejo pasado de su amiga, un rompecabezas en el que las tres están implicadas de forma intensa y personal. Un oscuro episodio se convertirá en la clave para comprender una verdad que ha permanecido durante años escondida y que ahora se propondrán desvelar.
Al mismo tiempo, asistiremos a las vicisitudes diarias que se presentan en su trabajo y a sus problemáticas familiares y personales, que en ciertos aspectos también se relacionan con el hospital. Y así, moviéndonos con acierto entre pasado y presente, con un pulso narrativo directo, ágil, al mismo tiempo que cuidado y dirigido al corazón del lector, conoceremos una emotiva historia de sueños, anhelos, secretos y decepciones, de un caprichoso destino, una amistad resquebrajada y la oportunidad de volver a reconstruirla.
La voz invisible nos ofrece una lectura de sentimientos a flor de piel donde descubriremos que “el pasado jamás desaparece, sigue siempre ahí, como una montaña que se eleva en mitad del paisaje, imponente e inamovible. El presente no existe sin él”. La pregunta es si hay oportunidad para el perdón y la redención de los errores de ese pasado. Las protagonistas, sumidas en los remordimientos y la culpa, esperan encontrar respuesta a lo largo de la novela…
Y por encima de todo, la novela es un homenaje de la autora a una profesión, reconociendo “un trabajo tan imprescindible como invisible y aportar un pequeño grano de arena para que pronto todo el personal de enfermería tenga la visibilidad que merece”.