[two_third]‘Bartleby, el escribiente’ (Alianza) del americano Herman Melville autor de ‘Moby Dick’ es una deliciosa comedia. Pan, para el hambriento; agua, para el sediento; y pastel, para el goloso. Eso es ‘Bartleby, el escribiente’. Eso y muchas cosas más. La figura del narrador protagonista de la historia en la que Bartleby, el escribiente hace acto de presencia, nunca mejor dicho, es lo que le da el punto de exquisitez a esta comedia que no deja de tener un trasfondo inquietante y perturbador. Este narrador, el abogado propietario de un despacho en Wall Street, es al relato como el fuego en la chimenea de una casa. Es refugio y abrigo donde es imposible no estar a gusto.
Abrigarse y disfrutar con ‘Bartleby, el escribiente’ es fácil, es como andar por casa. Herman Melville escribió una historia inteligente, perdurable en el tiempo, humilde y sincera. Magníficos son los personajes que trabajan en el despacho como copistas de leyes o escribientes, magníficos y divertidos incluso absurdos pero entrañables, ellos: Turkey, Nippers y Ginger Nut y sus comportamientos son el ánima del relato, son el todo, los secundarios perfectos que le dan al relato la agilidad adecuada, para albergar la llegada del extraño Bartleby y que la historia sea de una comicidad aplastante.
Bartleby se presenta en el despacho del abogado, dónde éste le da trabajo de copista, y en principio Bartleby resulta ser un copista diligente, no habla, no se distrae, sólo copia y copia un documento tras otro. El abogado está fascinado pues ha contratado a un copista ejemplar, el problema llega cuando Bartleby, empieza a negarse a realizar otras tareas que no sean copiar, con un tajante: «Preferiría no hacerlo». Frase contundente que desarma al abogado, le acobarda y le induce a ser complaciente con Bartleby sin saber porqué. Con prontitud se contagia a los otros copistas del despacho y al propio abogado el verbo «preferir» y se inserta en su habla de manera sutil provocando la risa del lector. Pero todo esto tan solo es el principio de la comedia, la situación llega a extremos de comedia en mayúsculas cuando el extraño y lacónico Bartleby decide que no va a escribir más.
Con una más que extraordinaria edición bellísima y a lo grande, Alianza, ofrece para estas Navidades a ‘Bartleby, el escribiente ’, y eso es ofrecer una historia llena de despropósitos que divertirá al lector, y cuya carcajada resonara en los años y en las bibliotecas.
Además ha escogido a la ilustradora canadiense Stéphane Poulin para que le dé a la narración los trazos adecuados que rematan la exquisitez de la historia; convirtiendo así a uno de los títulos más originales de toda la literatura universal en un enorme, atractivo y selecto regalo para colocar bajo el árbol en esta Navidad.
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