El libro se compone de un relato largo y nueve cortos. El clima de los relatos es inquietante, y sobre todo, “El barco faro” es una mezcla de thriller, reflexión filosófica sobre la vida con una profunda mirada psicológica sobre la naturaleza humana. Los demás relatos muestran personajes perdidos, huidizos, escondidos o de doble vida. En general, mantienen la tensión, aunque los temas y las situaciones son mas bien dramáticas, mostrando un lado humano doliente, dolido o al menos, turbador.
“El barco faro”, que ocupa casi la mitad del libro por su extensión, es una narración cargada de simbolismo y de lectura entre líneas. Apenas una década tras la II Guerra Mundial, un barco-faro, fondeado como pontón, alerta con su luz sobre los bancos, arrecifes e islas cercanos a la costa báltica, además de vigilar por la posible aparición de alguna mina olvidada. En la última guardia del barco, los tripulantes recogen del mar a tres hombres en una lancha averiada. Son tres personajes que provocarán inquietud y malestar a bordo, y que tendrán en permanente tensión al capitán del barco, Freytag. De los tres, destaca el que parece ser el jefe, el Doctor Caspary, personaje con mucha doblez e intenciones turbias, que se empeña en contarle su vida a Freytag. Este también tiene un pasado problemático, que sale a relucir, por la casual presencia de su hijo en el barco. La tensión padre -hijo es manifiesta, aunque también lo es la tirante relación con el resto de la tripulación, que, unos amedrentados y otros demasiado audaces, pueden malograr el plan del capitán. Porque la aparente calma y pusilanimidad de Freytag es solo fachada, como se podrá comprobar. Y la arrogancia de los tres “visitantes” también. La resolución llega con fuerte dramatismo, pero todo el proceso, que ocurre en apenas dos o tres días, esta trufado de digresiones, por medio de diálogos entre Freytag y el Doctor Caspary. Culpabilidad, sentido del deber, responsabilidad de los actos…son temas que flotan por encima de la trama. Quizás demasiada densidad para un relato, aunque el conjunto es muy bueno.
De los demás relatos, algunos están ambientados en la costa báltica, como “Los humores del mar”, o “El principio de algo”, con personajes que tratan de escapar del pasado o de una vida agobiante. Otros lo están en la imprecisa zona entre Alemania Oriental y Polonia, en situaciones políticas opresivas, como “El hijo del dictador” o “Un amigo del Gobierno” y los finales suelen ser sorprendentemente alusivos.
“El doctor Diversión”, ” El brazo mas largo” y ” Un riesgo para los papá Noel” son narraciones sobre la tensión en las relaciones de trabajo, pero también muestran una profundidad psicológica en sus personajes. “Accidente en Nochevieja” y “El plato preferido de las hienas” destilan pesimismo y tristeza, y hasta un cierto sarcasmo en esta última. El humor, si lo hubiera, sería negro. Pero no se encuentra demasiado a la vista, mas bien diría que no hay humor, (salvo el sarcasmo en “El hijo del dictador” y “El plato preferido de las hienas”) sino dramatismo: soledad, violencia, desesperanza. Literariamente los relatos están muy bien resueltos, y los finales siempre dan un giro sorpresivo.
En suma, un libro a tener en cuenta, de lectura recomendable, y un autor al que dedicarle un poco de más atención, puesto que en España es poco conocido. La edición de Impedimenta, como siempre, impecable.
Muy recientemente fallecido, Siegfried Lenz (Ełk, Prusia Oriental, 1926 – Hamburgo, 7 de octubre de 2014) fue un reconocido escritor de novelas y relatos en la literatura alemana de postguerra y contemporánea. Lenz también ejerció como periodista en el diario Die Welt, donde dirigió la sección de literatura, y formó parte del Grupo 47, que pretendía revitalizar la literatura alemana de posguerra.