Angelina Beloff, una pintora rusa exilada le escribe cartas a Diego Rivera, su compañero de los últimos diez años, desde Paris. Rivera se ha marchado a México, con la promesa de enviarle dinero para el pasaje tan pronto pueda. Diego nunca le pide que vaya a verlo a México y con cada carta de Angelina se vuelve mas distante. Al final solo le manda dinero para sobrevivir con amigos, sin ningún mensaje y ninguna explicación.
La novela está formada por once cartas ficticias escritas por Angelina a Rivera desde Paris a México entre los años 1921 y 1922.
La duodécima carta es auténtica. La encontró Elena Poniatowska en la biografía de Diego Rivera escrita por Bertran Wolfe y publicada en 1986 bajo el título La fabulosa vida de Diego Rivera). Elena Poniatowska se inspiró en la carta y escribió la novela corta, si se puede llamar así, (sería mejor llamarla novela epístolar) tan excelsa, y a flor de piel que enamorará a cualquier lector inteligente y/o sensible.
La escritura de Elena Poniatowska es como una sinfonía, llena de tonos, matices y sensaciones que deleitan y conmueven a la vez. Cada nota preludia la siguiente con un fraseo elegante que sorprende dentro del género de esta obra, el epístolar. El lector se verá sumido en los vaivenes ondulantes de una autora que domina la pluma llevándole a territorios que no hubiera querido pisar, pero que de la mano amiga de Elena resultan menos espantosos, menos oscuros pero igualmente humanos. Territorios donde se muestra el poder del amor apasionado por un hombre, y como esa pasión puede consumir la identidad de una mujer. Lugares extraños para una madre, con una perspectiva de la maternidad muy interesante e innovadora, puesto que a Angélica a parece dolerle mas la ausencia de Diego que la muerte de su hijo.
Elena Poniatowska vuelve a dar voz a los perdedores a los que no la tienen. Les llena de palabras que el lector admirará.