El autor (ensayista, novelista y poeta) bajo el marchamo de un conocimiento exhaustivo acerca del libro como mensaje y comunicación, va desgranando lenta y progresivamente, con rigor y a la vez no exento de un velado sentido del humor, las distintas circunstancias que conforman y definen el ejercicio de leer. Y los apartados son muy esclarecedores: leer para consolarse, leer las arrugas, leer por apuesta, leer para no leer (las biografías), leer el poder…
Junto a ello, se extiende en distintas consideraciones acerca de la lectura como tal, todas ellas con su grado de oportunidad o conveniencia: el lector egoísta, la lectora sumisa, leer por los títulos. Para, al fin, recalar en el sentido didáctico que se pretende: ¿Por qué no leer? O bien, ¿Cómo leer? (Recuérdese aquí aquello tan elocuente que escribió un gran lector como García Gual: “La verdadera lectura sigue siendo un desafío intelectual, un arte y una educación sentimental” )
El lector, al fin, ese solitario curioso y aventurero, generoso y consciente de sus deudas con el mundo, tiene aquí, sin duda, materia más que suficiente para sus especulaciones; incluso para amañar un a modo de resumen de cuanto hasta ahora, a escondidas, ha pensado acerca de la lectura y, por qué no decirlo, la escritura. ¡Tantas veces todo deviene uno!
Como compañía, y a modo de propuesta practica, nos dice el autor de este texto: “Nada me parece más cándidamente esnob que pretender que a uno le encantan los libros malos, como hace Auden en ‘Escribiendo’. Los libros buenos no están tan mal, Yo leo los malos igual que leo los otros, en el fondo, para descubrir felices casualidades”. Y la advertencia final me parece oportunísima; escribe: “el vampiro es el lector”
Así que, ánimo, vampiros.
Ricardo Martínez
FICHA DEL LIBRO
Me ha gustado el símil del lector vampiro jejeje
Tiene que ser un libro curioso =)
Besotes