Jostein Gaarder, el autor de El mundo de Sofía o La joven de las naranjas es quizá, en la actualidad, el escritor que le dio el empujón a la literatura de estos países para su desembarco definitivo en España. La aparición de libros de autores escandinavos ya se va notando en las estanterías de librerías y centros comerciales de nuestro país y una buena parte de la culpa de esto la tienen la Feria del Libro de Madrid del pasado año 2010, donde la caseta de estos países fue de las más concurridas. Aún no han alcanzado la cima de la novela negra pero poco a poco su presencia empieza a cuajar porque nos ofrecen una creación de mucha calidad y eficacia.
Uno de los escritores que se esperaba nos ofreciese una interesante novedad era el sueco Jonas Hassen Khemiri, autor de Montecore, un tigre único (En unik tiger). Nacido en Suecia en 1978 -de madre sueca y padre tunecino- Khemiri es escritor y dramaturgo. Su primera novela, Ett öga rött (Un ojo rojo) recibió el premio Borås Tidning Debutantpris y ha sido llevada al cine. Montecore, ganadora de diversos galardones como el PO Enquist, Sveriges Radios Romanpris y Bellmanpriset, ha sido traducida a numerosas lenguas. Su obra teatral Invasion recibió recientemente el OBIE Award 2011 a la mejor obra Off-Broadway. Khemiri vive actualmente entre Estocolmo y Berlín. Es un ponente solicitado a nivel internacional para temas relacionados con lenguaje, identidad, integración y racismo. Asimismo, ha sido lector invitado en universidades como Berkeley y Columbia.
Montecore es una buena apuesta de Roca Editorial, que bajo su sello Miscelánea logra sorprendernos, con una exquisita traducción de Martín Simonson.
La novela comienza en una lujosa azotea de Nueva York donde Abbas, un famoso fotógrafo y padre de un joven escritor llamado Jonas Hassen Khemiri celebra su cumpleaños acompañado de lo más granado del mundo de la política, de la música e intelectuales. Jonas se pregunta cómo su padre ha podido alcanzar semejante éxito porque era un pobre tunecino que emigra a Suecia y, de repente, se encuentra que posee un lujoso mercedes y vive por todo lo alto. Jonas se extraña del éxito de su padre con el que casi no se relaciona. Pero será Khadir, desde Túnez, el que le responda de forma inesperada, mediante un email, a esa pregunta. Entre ambos irán construyendo la vida de Abbas. Vida que nos será relatada en primera persona.
“¿Memorizas algo de Jendouba?. La ciudad en el oeste de Túnez donde padres creció (…) Y recuerdas al abuelo Faizal que afirmaba que la ciudad era muy parecida a Nueva York. Por ejemplo, las dos están ubicadas cerca de ríos. Las dos están gobernadas por idiotas. Las dos ciudades tienen taxis amarillos. Las dos ciudades sufren grandes problemas de basuras. “
“Además, ambas ciudades se han hecho merecedoras de una larga sucesión de motes. A Nueva York se le llama la Gran Manzana, la Capital del Mundo, la Ciudad que nunca duerme. En el caso de Jendouba, El Sobaco, La Sauna, El Asadero, el Horno de Pan,…Y solo cuando padre quiere ser especialmente académico dice que vais a pasar el verano en Anus Rectum”
Lo primero que nos sorprende de este autor es el lenguaje que emplea en su obra pues utiliza expresiones lingüísticas casi en desuso, se aprovecha de jergas juveniles y de los dialectos de los emigrantes. Tiene una facilidad de expresión pasmosa, enriqueciendo la lengua y exprimiéndola hasta límites inimaginables. Los críticos le dieron el nombre de “khemírico” a estas expresiones. Pero no por sorprendernos con este tipo de lenguaje un tanto anárquico, deja se ser una literatura muy realista y cotidiana
Esta preciosa novela está cargada de rasgos de ironía, incluso de humor, pues en ocasiones asomamos alguna sonrisa al leerla, pero también tiene notas de amargura. La amargura que lleva consigo la emigración a un país totalmente distinto como era Suecia y en una época en que la integración era difícil, por no decir casi imposible, marcada por tintes racistas. Pero, para complicar más la situación, estaba la casi inexistente relación padre e hijo, que apenas se trataban. Una emigración que llevó a cada uno por caminos distintos.
Khemiri dice“No creo que el mundo conste de culturas eternamente distintas. Para mí, no hay explicaciones fáciles de la identidad de nadie. Esa es la razón de que yo haya escrito tanto sobre el tema. Así, por ejemplo, a mucha gente le gustaría que yo ‘eligiera bando’ y por eso me llaman de todo. Pero no lo haré. Tengo una identidad norteafricano-sueca”
Es una novela que divierte y al mismo tiempo sorprende, porque no parece escrita por un autor nórdico. Les invito a que la lean y lo comprueben.
Galaico