Descubrir la vida de los demás a través de sus anotaciones personales es uno de los mayores gozos de un lector. Introducirse en los recovecos de la mente de un escritor, conocer de primera mano cómo se gestó una obra, más que el resultado final de la escritura en sí, supera cualquier trama posible. Salvador Elizondo (Ciudad de México 1932–2006), uno de los autores que más ha significado para las letras mexicanas, nos invita a la reflexión en El mar de iguanas, seguramente el mejor recorrido que podemos realizar como inmersión al mexicano. LEER MÁS
Sus páginas se dividen en cuatro bloques independientes, pero que nos permite un campo de visión tan amplio como exquisito. Comienza el relato de su Autobiografía precoz, escrita a los 33 años, que es todo un repaso a la educación sentimental de un autor en eclosión pura. El mundo liberado de quien toma conocimiento sobre los valores que aplicaría en adelante: los inevitables paseos por la poesía romántica, la pintura y los burdeles, el descubrimiento de una estética literaria, los fantasmas y tormentos. Qué duda cabe que sus ataques de celos y holocausto personal, como él lo denomina, y su paso por el manicomio, añaden el punto melodramático necesario para diferenciar una vida –aburrida– cualquiera de una vida interesante como la de Elizondo.
La Segunda Guerra Mundial, como etapa para desarrollar tu infancia en el Colegio Alemán de México («Deutsche Oberrealschule zu Mexiko»), es el contenido de Ein Heldenleben. Los términos «Blitzkrieg», «Stuka» o «Maginot» se entremezclan con la compañía del Ruso Kirof: la guerra trasladada a las aulas por unos niños crueles. Un cuento imprescindible para la comprensión de la vida posterior del Elizondo, como también es Elsinore.
Pero la gran joya que esconde el libro son sin duda sus Noctuarios. Al igual que muchísimos autores han llevado a lo largo de su vida un Diario, que en algún que otro caso resultan más interesantes que las publicaciones consideradas «oficiales», Elizondo trazó su vida desde los doce años en unos ochenta y tres cuadernos. A modo de experimento, concibió los Noctuarios como un lugar aparte donde escribir durante la noche, en sus desvelos, bosquejos de sueños y otros pensamientos. “Hace mucho que no tengo sueños. Tengo que inventarlos”.
1 comentario en «El mar de iguanas – Salvador Elizondo»
Es muy interesante, saber que es poco el escritor, el artista, el poeta, el actor, etc, que no ha pasado por momentos mentales especiales en su vida( Crisis nerviosas )o estados de locura….. eso es lo que no hizo, nos hace y nos seguirá haciendo diferentes de todos los demás seres humanos que hemos podido contemplar la mano dadivosa, amorosa y piadosa de la presencia divina de Dios.
Lo que nos hace fuertes cada día de nuestro existir, nos enseña a valorarnos, valorar a los demás y el entorno.
Es muy interesante, saber que es poco el escritor, el artista, el poeta, el actor, etc, que no ha pasado por momentos mentales especiales en su vida( Crisis nerviosas )o estados de locura….. eso es lo que no hizo, nos hace y nos seguirá haciendo diferentes de todos los demás seres humanos que hemos podido contemplar la mano dadivosa, amorosa y piadosa de la presencia divina de Dios.
Lo que nos hace fuertes cada día de nuestro existir, nos enseña a valorarnos, valorar a los demás y el entorno.