Cuesta asomarse al precipicio del abandono juvenil, el abismo al que en ocasiones empujamos a nuestros vástagos refugiándonos en nuestro derecho a ser felices, a tener una segunda oportunidad, a seguir a nuestro corazón. Decisiones que al romper por unas u otras razones las parejas dejan víctimas que sufren no colateralmente sino frontalmente las consecuencias. Joon, alterego de la escritora coreana NamiMun, vive precisamente eso, la separación de sus padres con trece años que desemboca en la depresión profunda de su madre y el abandono absoluto del borracho y promiscuo de su padre. LEER MÁS
Sin norte, sin dinero, sin futuro elige el camino más fácil en apariencia y más difícil en la practica: echarse a la calle para sobrevivir de cualquier manera, apoyándose en quienes no la sostienen y aliviándose con drogas que no eliminan la realidad sino que la destruyen.
NamiMunficciona sus experiencias adolescentes que le llevaron por clubes de prostitutas, centros de acogida y desintoxicación, amigos leales, amantes pendencieros, y trabajos como repartidora de periódicos o vendedora de cosméticos a domicilio hasta dar con sus huesos en la cárcel.
La escritura de la coreana es sencilla, casi infantil, seguramente recrea sus pensamientos adolescentes al narrarnos aquellos años. No obstante y según avanza la narración va ganado en peso y rotundidad adquiriendo en tenor hasta cierto grado épico que coincide con el giro valiente y decidido de la protagonista.
Elegida por Amazon entre las mejores obras de ficción de 2009 y ganadora del premio a la mejor obra asiático-americana de ese mismo año es un texto que pese a su dureza apunta a la reflexión mientras señala con el dedo acusador el desastre al que empujamos a nuestros jóvenes.