Los personajes son todos encantadores, Pedacito la que más. Sus diálogos con Mamen rebosan lógica, humor y madurez. Los símbolos son los idóneos, el mar, las sirenas, los pulpos, el faro, la amnesia, las nubes, las puertas de la terraza, etc.
El conjunto va penetrando en nuestros sentimientos como una espadita que divide nuestro concepto de literatura formal, dejándola de lado, y abriendo nuestros sentidos para que por ósmosis otras alternativas penetren en ellos.
Un cuento para cualquier persona, pero fundamentalmente para quien quiera sentirse bien oyendo conversar a seres sencillos, niñas, fareros, doctor “patas”, pulpos y sirenas, princesas y reinas, sobre lo más profundo de nuestra vida con el único fin de encontrar un camino de reencuentro mucho más sencillo que el de la moderna y ultrarrápida sociedad del siglo veintiuno.
Por otros blogs se dice que si este libro lo hubiera escrito una norteamericana ya se habrían vendido millones de ejemplares y traducido a quinientos idiomas. Estoy de acuerdo, pero afortunadamente no es así. Nunca será un objeto de masas, siempre será un regalo, un regalo para sus ojos… y sus sentidos.
¡Disfrútenlo!
Pepe Rodríguez