En estos tiempos de SMS apresurados y actualidad contada a golpe de tweet, nos topamos con Novelas en tres líneas, libro a medio camino entre la colección de aforismos y la recopilación de ingeniosos exabruptos. Muchas cosas hacen de este volumen algo singular: fascinados nos tiene, en primer lugar, su autor. Félix Fénéon es el Clark Kent de principios de siglo XX: respetable trabajador de día (periodista, editor, crítico de arte y protector de jóvenes talentos), por las noches se enfunda el traje de revolucionario anarquista, involucrándose incluso en diversos atentados. Además de casi 1.200 relatos/noticias (en la polisemia del vocablo francés está la gracia) que conforman una curiosa selección de haikus herejes y modernísimos, la edición incluye divertidas ilustraciones de Valloton y un esclarecedor prólogo a cargo de Antonio Jiménez Morato. LEER MÁS
La sección «Nouvelles en trois lignes» fue creada por el diario Le Matin en 1905: se trataba en principio de comunicados de sucesos de última hora, noticias de sociedad con poca o ninguna trascendencia publicadas en el interior del periódico. Fénéon se encarga de esta sección entre mayo y noviembre de 1906. El requisito es sencillo: la información debía poder condensarse en menos de 135 caracteres tipográficos. Fénéon huye de la tentación de un texto anodino, y sorprende a los lectores con ocurrencias como la que sigue:
Título: Novelas en tres líneas | Autor: FÉLIX FÉNÉON | Editorial: Impedimenta | Traducción: Lluís Maria Todó | Páginas 224 | Precio 18,95€ |
El metro 61, de la línea Nation–Dauphine, ha arrollado a Joseph Guérin que, habiendo dejado que su bastón cayera sobre la vía,
quería recogerlo.
Se nos informará, con un estilo medido y casi poético, de atracos, peleas y suicidios. Sin dejarse nunca intimidar por el carácter a menudo dramático de los acontecimientos relatados, Fénéon hace gala de un tremendo manejo de la retórica y la ironía: logra transformar la fatalidad del destino en una serie de novelas embrionarias, elípticas, puntos de partida a historias que duran apenas algunos segundos. A muchos les recordará a los Crímenes ejemplares de Max Aub, y es que ambos son literatura de la buena en minúsculas dosis.
Elisabeth Falomir
FICHA DEL LIBRO