En vísperas de reseñar el nuevo libro de James Ellroy no queríamos olvidarnos del que fue posiblemente el mejor libro de novela negra publicado en 2010, Sangre Vagabunda. Ellroy, quien se jacta de no leer libros de otros, ni siquiera mantenerse al tanto de las últimas noticias, ni tener móvil ni usar internet, sin embargo sí desea convertirse en el mejor novelista actual, sin etiquetas, no sólo del género negro, sino de todos. LEER MÁS
Sangre vagabunda completa su trilogía Americana iniciada con American Tabloid y Seis de los grandes. Anteriormente su LA Quartet compuesto por La dalia negra, El gran desierto, L. A. confidential y Jazz blanco le habían encumbrado como un gran autor de novela negra. La suma de ambos grupos hacen de él todo un referente y serio aspirante a ser el mejor novelista del género actualmente. Entre eso y serlo de todos los géneros hay una ligera diferencia que se propone cerrar con su nueva obra A la caza de la mujer.
Sangre Vagabunda cuenta con el voyeur detective Don Cruthcfield como protagonista. A lo largo de más de setecientas páginas tendrá que luchar con un mundo en continuo cambio que escapa de sus atribuciones y que hunde sus conexiones entre la convulsa política, el incipiente racismo, el avance de las drogas, y todos los negocios y crímenes que esos asuntos pueden ocasionar en una Norteamérica llena de conspiraciones y al borde del colapso.
El éxito de Ellroy es saber retratar toda la sociedad estadounidense en bloque, estamento tras estamento y un grupo social tras otro. Realmente Sangre vagabunda es más un libro de historia que una novela negra. La historia contada por sus protagonistas, decenas de ellos, reales y ficticios, quienes buscan su hueco en un futuro que a todos se les escapa entre los dedos.
Si lo ven en su librería habitual no lo pasen por alto, es una enciclopedia disfrazada de género negro.
Dentro de poco leerán nuestras opiniones sobre si su nueva obra sigue la la línea ascendente de Ellroy.