La relación entre Cécile y su hermano Olivier del que siempre ha estado enamorada culmina unas vacaciones en las que sus padres modernos y liberados les dejan solos. Pocos días después Olivier se siente tan abrumado y confuso que decide adentrarse en el mar poniendo fin a su vida.
La moderna familia se retrotrae a sus origines burgueses cerrándose sobre sí misma y dejando a Cécile en un estado emocional y psicológico deplorable.
El foco del narrador sigue fielmente a la joven quien crea una santuario mental y emocional en los recuerdos de su hermano. Sin embargo pronto se verá probado su amor cuando aparece François, un pretendiente con un inmenso parecido con el fallecido Olivier.
La mezcla en la mente de Cécile creará un futuro en el que al final será imposible distinguir la realidad contenida en todo lo acontecido.
Banier crea un drama maduro con pocas palabras y menos construcciones. El sesgo en las frases va dejando frío y helado al lector, quien con ese tono no sabe si Cécile es víctima o verdugo. Aparentemente supone un debate sobre el incesto pero en realidad es una análisis emocional y psicológico de las experiencias de una persona sin otra brújula que sus propios sentimientos. Tragedia griega mezclada con cine ligero, anuncia la contratapa, ironía rebelde e ímpetu juvenil. Conexiones profundas con los escritores del XIX clama Louis Aragon.
Sorpréndase ustedes mismos ante esta obrita maestra escrita por un joven, lo cual la hace aún más valiosa.
Pepe Rodríguez
Como es que se edita( en españa , supongo ) ahora esta novela si fue escrita por el autor con la edad de 23 años .
Un tema interesante , muy de tragedia griega .
Saludos desde Málaga.