Como decíamos, Rainier es un importante hombre de negocios a punto de perder su hombría. Es un hombre maduro que parece tenerlo todo : ha ganado la guerra, se ha enriquecido durante los Treinta Gloriosos (la novela transcurre durante la primera crisis del petróleo), posee prestigio, dinero, familia, relaciones sociales, y por supuesto, mujeres. Jacques Rainier, el infeliz protagonista de nuestra historia, es alguien que nunca ha tenido dificultades para ejercer sus dotes de seducción. Pese a tener casi sesenta años, sigue siendo atractivo y elegante. Parece tenerlo todo, sí, pero ha perdido lo esencial: su brío viril. Tras las confesiones angustiadas de un amigo obsesionado con el mito de la virilidad, el miedo del declive sexual se insinúa en él, invasivo y destructor. Y este declive se hace efectivo, y condiciona el resto. Además de esta decadencia física, Rainier tiene dificultades en los negocios, pero esto no es más que un acontecimiento secundario, una consecuencia derivada de la degeneración suprema: la de su masculinidad.
El monólogo interior del personaje oscila entre el ocaso del mundo, el de sus negocios y el de su vida conyugal. De pronto y sin avisar, nace el temor de no poder satisfacer a Laura, su joven amante. Mientras intenta salvar su patrimonio financiero, codiciado por un temible adversario, Jacques recurre a distintos métodos para intentar paliar la tragedia: consultas psiquiátricas, estimulaciones por voyeurismo y un largo etcétera. Sabe que la decadencia en materia sexual no hace más que anunciar la del cuerpo. El drama de nuestro héroe consiste en que su espíritu sigue joven, aprisionado en un cuerpo que se marchita, pese a negarse a aceptar la vejez: su trauma se agrava y afloran pensamientos suicidas…
No obstante, Próxima estación: final de trayecto no es sólo el relato de un naufragio: es también una hermosa historia de amor, llena de ternura y deseo. La tragedia de Rainier consiste en haber esperado toda la vida para conocer al fin la verdadera pasión, y comprobar entonces que su relación va envenenándose paulatinamente, por culpa de su decadencia física.
Página tras página, Gary nos atrapa a fuerza de sobrentendidos, de guiños humorísticos, de boutades tiernas y subidas de tono. El título es metafórico, evidentemente : ese final de trayecto al que se alude no es más que el final de la vida sexual del protagonista, la última estación del placer. El arte de hacer reír con las pequeñas (o no tan pequeñas) preocupaciones que surgen con la edad está perfectamente dominado por Romain Gary.
Pocas han sido las obras que tratan sin rodeos el tema de la impotencia masculina, al menos de forma tan directa. De hecho, el libro hizo correr ríos de tinta en el momento de su publicación en Francia, en 1975, y resulta difícil no ver en el protagonista algunos rasgos propios del autor…
Conclusión: la Torre de Pisa ya no se alzará, enhiesta y perfecta, formando un glorioso ángulo de 90 grados. Tampoco lo hará el miembro de Rainier, quien ha alcanzado la edad en la que el declive de la próstata implica el declive del universo entero (¡sic!). Próxima estación : final de trayecto es una novela muy recomendable, en la que Gary escribe con elegancia y sinceridad sobre el amor, el sexo, el orgullo masculino y la torpeza femenina, décadas antes de que apareciera esa pildorita azul que revolucionó las sábanas de más de uno.
Elisabeth Falomir
Ficha del Libro
la verdad es que algunos estamos entrando en la proxima estacion. es dificil sobrellevar el pellizco de llegar a algo desconocido.
Muchas son las actitudes y alguna esperanzas de que a ti te llegue muy tarde, que tengas aun mucho recorrido.
Disimular unas veces, otras luchar:
No darse por vencido. para llegar al color “azul”.
En fin la leere