Nadie puede sustraerse al embrujo y al poder de atracción de Roma. Tampoco los artistas y escritores. Casi diríamos que los maestros de la literatura menos que nadie, pues para ellos Roma no sólo representa un lugar de reposo espiritual y anímico, sino una inagotable fuente de inspiración, sabiendo como saben que allí se localiza la cuna de la civilización, por excelencia. En esta clase selecta de visitantes nos interesa ahora, precisamente, reparar a propósito de la meritoria publicación Guía literaria de Roma, editada por Ático de los Libros, joven editorial con muchos proyectos e ilusiones.
Con un criterio cronológico, el volumen recoge fragmentos de afamadas e ilustres crónicas sobre Roma, desde las escritas por el geógrafo griego Estrabón hasta el poeta checo Rainer Maria Rilke, pasando por Montaigne, Gibbon, Smollett, Goethe, Chateaubriand, Stendhal, Shelley, Fenimore Cooper, Dickens. Melville, Pedro Antonio de Alarcón, Twain, Henry James y Hugh Macmillan. La precisa selección de textos escoge aquellas estampas o escenarios más acordes con la personalidad del autor respectivo. De este modo, por ejemplo, Montaigne nos introduce en la Biblioteca Vaticana, Gibbon explica el Coliseo, Stendhal descubre el síndrome de Roma y Rilke define pulcramente el sentido de la belleza de Roma. No puede, pues, encontrar el lector en cada capítulo del libro, cicerone más solvente con quien adentrarse en el alma, literaria y cultural, de esta ciudad incomparable.
La edición, sobria y exquisita, ha optado con muy buen criterio por ilustrar el libro con reproducciones de grabados escogidos de Piranesi, Rossini y Vasi, quienes supieron perpetuar también, cincelada en soberbias planchas, la memoria profunda y perenne de Roma.
Ariodante
Noviembre 2010
En la Biblio tengo uno parecido pero es de Buenos Aires. Me lo donaron el otro día, no está editado en España sino que viene de la misma Argentina. Es muy interesante.