Vietnam, origen y final eterno, con todas sus réplicas, de todos los males americanos se presenta al descubierto. No sólo hay guerra, sino despojo. El botín apoyado por la CIA es la droga y todos quieren su trozo del pastel. El lánguido gacetillero John Converse ve un atisbo de negocio en la heroína y, aunque no necesita el dinero, se sumerge de pardillo en un trapicheo que no conoce para llevarse a los USA tres kilos de jaco.
Marge, su mujer, adicta a los medicamentos ,será el enlace y Ray Hicks, un conocido del pasado, el intermediario que la transportará. Pronto se darán cuenta de que son nuevos en el tema y unos matones-policías-agentes CIA corruptos les soplarán el cogote desde el principio. Converse es capturado al poco de pisar suelo americano mientras Marge y Hicks, que se han convertido en cutre-amantes, inician una típica persecución de carretera hasta llegar a México yendo de mal en peor y mezclándose con todo tipo de gentuza y gentecilla underground.
Vietnam, las drogas, la generación americana perdida y las persecuciones panamericanas son algo manido en la actualidad, pero en 1974 cuando se publicó Dog Soldiers todo eso era novedad, estaba pasando en el momento y casi nadie percibía con detalle el presente. Esa clarividencia hecha ficción de Stone es uno de los logros de este libro.
Stone es un escritor, que aparte de las comparaciones con Hemingway, McCarthy, etc, es capaz de escribir en diferentes niveles de atención. Así el lector ocasional verá sólo lo superficial del libro, será capaz de seguir los diálogos como si de literatura juvenil se tratase y pensará que es un libro entretenido. El más experto percibirá que junto con lo anterior, en ocasiones, Stone suelta frases lapidarias que se comportan como el verdadero esqueleto de la historia, tanto la de esa época como la trama del libro. Y en un nivel más elevado, tal como lo ha hecho Rodrigo Fresán en el prólogo, será capaz de ver el entorno, el marco de circunstancias mundial y la repercusión todavía palpable que predecía Dog Soldiers para los EEUU.
Por tanto, para nosotros, y creemos que para la mayoría de los lectores que no busquen sólo entretenimiento en él, sino reflexión y buena literatura, únicamente nos queda agradecer a Libros del Silencio su edición, y encomiar a Mariano Antolín y Inga Pellisa por su traducción adaptada a la jerga setentera propia del libro, algo impensable en su tiempo y que revitaliza y pone órbita el conjunto.
Uno de los mejores libros de este otoño… y de todo el año. Puedes empezar a leerlo aquí.
El lunes 18 a la venta. No se lo pierdan.
Pepe Rodríguez
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eXCELENTE post, tratar’e de conseguir el libro para leerlo. gracias