Para ello Hoare desgrana Moby Dick, desde la vida de Melville hasta muchos de los párrafos de su obra haciendo un profundo estudio antropológico y sociológico de los balleneros y los grandes puertos donde atracaban. Habla de Jonás y de los mitos relacionados con los grandes mamíferos marinos. Pero también pinta melancólicamente la geografía y la vida diaria de todos los marineros, capitanes, armadores y trabajadores del mundo de las ballenas.
El estudio biológico de las principales variedades de cetáceos está profusamente ilustrado y nos lleva a conocer miles de datos desconocidos, excitantes e impactantes sobre ellos.
Ya sé que todo esto parece ser una enciclopedia para echarse la siesta en el sofá mientras el tomo se nos cae al suelo. Lo que lo engrandece es el estilo de Hoare. Sorprende sobremanera la forma de escribir de este autor que ha recibido los más elogiosos encomios de sus colegas escritores, y no es para menos. Es capaz de mezclar todo lo anterior en divagaciones y digresiones que nos llevan como las olas de mar o como las rutas de un cachalote, de un lado a otro mostrándonos las miles de relaciones sinápticas que enlazan con el eje ballenil desde todos los mundos conocidos. Esa mixtura refleja la falta de condicionamientos previos del inglés, su libertad de acción para ejercer su arte, para armar su relato sin pensar en quién lo leerá ni que editor se lo publicará; escribe para él mismo con buen gusto, libertad y amor. Y eso es lo que nos transmite a sus lectores, un amor profundo por la escritura, la naturaleza, la vida y, como no, las ballenas.
Para que hagan la prueba les dejamos un fragmento de esta obra de arte que merece una de nuestras mejores notas del año. No se lo pierdan, regálenselo a si mismos o a sus seres queridos, su erudición sencilla y su lirismo les cautivará.
Pepe Rodríguez
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Autores como Juan Eslava Galán han escrito sobre las ballenas en las costas españolas y nuestra relación con ellas. Un libro ameno que auna novela y reportaje, con detalladas descripciones geográficas y culturales. Aunque lo mejor fue viajar con Juan y su mujer Isabel por la cornisa cántabra a bordo del Transcantábrico. Gracias Juan por tan genial viaje y por tu libro.