Entrevista con la escritora Alejandra Arévalo.

“La velocidad del avance tecnológico nos está separando de lo ‘natural’. 

Por: Óscar Vegas.

Escritora, ilustradora y abogada, nuestra entrevistada vive la literatura con una pasión que contagia. Con esa fuerza ha escrito “Cuando los árboles pierden las hojas”, un libro que relaciona los cambios del ser humano con los del árbol. Sin embargo, la odisea de esta creadora fue más allá al fundar su propio sello Carola Mía Ediciones.

Pregunta: – ¿En qué se parece la vida humana a la de los árboles?

Respuesta: – Todos formamos parte del “todo” y deberíamos escuchar más a la naturaleza, pues creo que alberga más sabiduría de la que pensamos y sentimos. Si nos centramos en los árboles de este libro nos podemos equiparar a ellos, pues son árboles de hoja caduca y nosotros pasamos por ciclos al igual que ellos. Hasta en la propia cotidianidad de la vida, esta se rige por ciclos. Las propias estaciones nos marcan los estados de ánimo, los ciclos de la luna influyen en determinadas personas, el sol, la lluvia… Al final, no dejamos de estar marcados por los ciclos naturales que incluso nos afectan, sobremanera, a nivel interior. ¿Quién no se levanta apagado en un día nublado? ¿Qué tiene la primavera que hace que brilles más? Podría hacer muchas preguntas así y te darías cuenta del parecido que tiene la vida humana con la de, no solo los árboles, sino de la naturaleza que nos rodea. Podría hacer muchas preguntas así y no dejarías de asombrarte y sonreír. 

P: – ¿Tu vida en particular ha estado unida a la de los árboles, algún aprendizaje que quieras contar?

R: – Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que soy una persona de campo, monte o sierra (como lo quieras interpretar). Me considero “cero urbanita” en este sentido. Necesito observar “verde” a mi alrededor, oler el agua de la lluvia sobre la tierra, ver como el paisaje cambia de color con el paso de las estaciones y sentir una buena tormenta de agosto. Uno de los pasajes del libro habla de La morera. Ese árbol, por ejemplo, me traslada a mi infancia, a cuando vivía en Murcia, a mi abuela, a los gusanos de seda que devoraban sus hojas. Es un recuerdo en el que me siento plenamente feliz. Hoy en día estoy rodeada de ellos, me transmiten mucha paz, una calma interior que necesito en mi día a día para poder seguir creando.

P: – ¿Cómo nace la idea de esta obra?

R: – Esta obra nace una mañana en una cafetería de Madrid de un día cualquiera, junto a una amiga, entre un café con leche y un té negro. Así comienza el libro. Mi amiga es la “protagonista” y sufre de trastorno afectivo estacional. Al contarme con detalle lo que siente durante los meses en los que el sol “transita opacado” me doy cuenta de lo que pueden llegar a sufrir determinadas personas entre los meses de otoño e invierno. Es entonces cuando ella pronuncia la frase que da título a la obra: es como cuando los árboles pierden las hojas… La grabé en mi cabeza y le dije: esto lo tengo que contar… y así ha sido.

P: – ¿Qué ocurre cuando los árboles pierden las hojas?

R: – Se quedan desnudos, faltos de color, pero en realidad se están preparando para soportar los momentos fríos y oscuros de las siguientes estaciones: otoño e invierno. De alguna manera hibernan y guardan su energía para florecer de nuevo en primavera. Esta es la metáfora que quiero aplicar sobre el trastorno afectivo estacional, y la moraleja final que no puede ser otra que: todo florecerá de nuevo en primavera y así sucesivamente. Los humanos pasamos por ciclos, al igual que estos árboles que narran su transformación en el libro, porque físicamente los cambios de estación les afectan, pero quiero ir más allá. Mi intención con esta obra es que se pueda aplicar a cualquier situación en la que nuestro estado de ánimo pueda decaer y nos invada la nostalgia, la pena o la ensoñación. Al final todo pasa y el sol vuelve a salir y es cuando aparece de nuevo la alegría, la vitalidad y el entusiasmo.

P: – ¿Tenemos mucho los humanos que aprender de los árboles?

R: – Mi pensamiento es que tenemos que aprender mucho de la naturaleza en general. El planeta en el que vivimos es “naturaleza” en sí misma y el humano ha tomado un rumbo en el cual ha dejado de escuchar a los pájaros cantar por las mañanas, a sentir la lluvia cuando cae, a disfrutar una buena nevada o incluso a perder una hora de nuestras tardes en regar la plantas de casa… Ahora todo lleva un ritmo vertiginoso y es difícil que estemos conectados con el planeta. Por eso quería darles voz a los árboles, pues ellos son sabios, mucho más que nosotros.

P: .- En este tiempo de velocidad, ruido y confusión, cuando mucho se dice que la sociedad atraviesa una profunda crisis de salud mental, ¿qué espacio abre la historia de tu libro?

R: – Es esa desconexión que cada vez es más preocupante y creo que el estar en perfecta armonía con nuestro planeta nos haría mucho más felices, tranquilos y vitales. Y aquí entra mi parte “astrológica”: soy capricornio, elemento tierra, y a veces me siento como si fuera un árbol unido a la tierra (eso dicen de los capricornio, jajaja). No cabe duda de que a nivel de avance tecnológico esto va a una velocidad de vértigo, pero eso nos está separando de lo “natural”. Al final no dejamos de ser un “animal” más en este planeta. Sé que es un tema complejo que seguramente daría para muchos más libros… 

P: – ¿Por qué escogiste la prosa poética?

R: – Recuerdo que hace años, en una entrevista para una revista, me preguntaron sobre qué estilo de escritura no me atrevería a explorar, y respondí: la poesía. La respuesta fue acompañada de: me parece sumamente difícil y admiro mucho poder transmitir algo profundo con pocas palabras. A veces lo analizo y pienso que fueron los árboles quienes me dijeron (de alguna manera) como tenía que ser escrito este libro. Creo mucho en la energía que nos rodea y en la intuición, y esa intuición y el dejarme llevar hizo que el proceso de creación fuese así. Es curioso, lo admito. ¡Hasta yo estoy asombrada!

P: – Como escritora e ilustradora, te has centrado en escribir cuentos infantiles. ¿Esa sensibilidad te ayudó a la hora de crear “Cuando los árboles pierden las hojas”? 

R: – Por ahora creo que no estoy centrada como tal en algo concreto. Es cierto que comencé escribiendo e ilustrando un cuento titulado “Cosas de gatos” pero seguidamente me embarqué en la creación de una novela contemporánea con tintes históricos en la que tuve que investigar mucho sobre un campo de concentración llamado Jasenovac, en la Segunda Guerra Mundial. Estando dentro de este proceso de creación tuve que sacar de nuevo la parte creativa a nivel de ilustración y creé a Oliva Green, una bruja verde a la que le encanta solucionar problemas que puedan afectar a los niños… “Cuando los árboles pierden las hojas” nace en un momento de mi vida un poco convulso, adverso. Tristón, diría yo. Esos momentos son los que me hacen crecer, avanzar y evolucionar como ser humano. Creé el sello editorial Carola Mía Ediciones en honor a mi abuela y supe que un libro escrito en prosa poética, primera publicación del sello además, en el que la sensibilidad tiene que rebosar por todos los poros de tu cuerpo debía sacar esa parte creativa en lo referente a las ilustraciones. Lo tuve muy claro, este libro tenía que ser un libro ilustrado para que pudiera ser redondo y cerrar de una manera armónica un ciclo emocional y narrativo.

P: – Como abogada te has destacado escribiendo libros de derecho. ¿Te gusta equilibrar la escritura técnica y la artística?

R: – Escribí dos libros de temática jurídica relacionados con mi especialidad. Esto fue hace bastante tiempo y tengo planeado sacar una segunda edición de cada uno de ellos con el nuevo sello. La vida avanza y las leyes cambian, con lo que es un trabajo más de actualización que realmente creativo. En confianza, prefiero dejarme llevar y crear algo que te haga soñar.