De hecho, mientras leía el libro no podía evitar el evocar films de Víctor Erice como El Espíritu de la Colmena o El Sur (inspirada en la novela de Adelaida García Morales), o la literatura de Ana María Matute (Paraíso inacabado); LEER MÁS
Y en su búsqueda de la verdad, irá descubriendo como la biografía de muchos de sus parientes y antepasados estuvo marcada también por la muerte y la tragedia; los puntos de contacto en cuánto a carácter y personalidad con su tía; y lo más importante: el amor obsesivo que ésta sintió por Juan Ramón Jiménez, sentimiento no correspondido por el célebre poeta. Por un lado, la escultora intuye que es absolutamente imposible que éste se enamore de ella y por otro la amistad que sentía por Zenobia, la mujer del poeta, la llevaron a un conflicto ético y emocional que sólo pudo resolver con la muerte.
Sin embargo, como ya señalé anteriormente, el grueso de la narración lo conforman los recuerdos y evocaciones de esa niña-adolescente (Marga Clark), en los que están presentes sus padres, su gato, sus abuelos, sus otros tíos… aunque si es cierto que la presencia de la tía suicida se percibe a lo largo de la narración; se siente como muy palpable. Por ese motivo, los diarios personales, los cuentos inéditos, las esculturas o dibujos de Gil Roësset poseen una importancia vital a lo largo de la trama; especialmente el diario personal de ésta, desgarrador, muestra fidedigna de una pasión obsesiva (la que sentía la joven por Juan Ramón) que se convierte en un sentimiento angustioso, asfixiante, mezcla de dolor y placer para ella; y que desemboca inevitablemente en un suicidio en soledad. El lector puede llegar a comprender su decisión, aunque vista las que obras artísticas que creo en vida, uno no puede de evitar el sentir que tomara tan desesperada y triste resolución.
La novela funciona además como una suerte de álbum familiar ya que aparecen numerosas ilustraciones que podríamos clasificar en tres grupos: fotografías de familiares de Marga Clark, ilustraciones y dibujos firmados por Marga Gil Roësset así como esculturas creadas por la joven. Su función es apoyar el texto – al estilo de algunos libros de W. G. Sebald como Austerliz – o la narración de la niña-adolescente protagonista (por ejemplo, si habla de su abuelo, aparece una foto de éste). De igual modo, las imágenes sobre sus creaciones permiten que nos hagamos una idea bastante completa sobre el arte tan personal y auténtico de Gil Roësset. En ese sentido, uno de los principales objetivos de la autora era rescatar del olvido a una artista ignorada, reivindicarla y hacerle justicia; algo que pienso consigue plenamente.
Desde mi punto de vista, Amarga Luz, esta sobrecogedora novela firmada por Marga Clark, no empieza en la página 11 sino en su portada. En ella, aparece una foto de Marga Gil Roësset; es decir: una joven, posiblemente de la posguerra española, de unos veintitantos años (en concreto tenía 24) con el pelo corto con melenita muy oscuro, el rostro como de mármol y la mirada triste, muy triste. Tampoco la historia termina en la página 292, sino en las cinco páginas siguientes; en ellas se nos muestran una serie de imágenes finales relacionadas con la artista. Pero en la que hay que fijarse especialmente es justo en la fotografía que aparece en la página 293, en la que observamos a la misma adolescente de la portada mirándonos esta vez de frente, con una sonrisa resplandeciente y un brillo de alegría y felicidad en la mirada espectacular; es una forma de cerrar el círculo. Aunque Marga Gil se suicidó por amor, permanece viva y feliz en la memoria de su sobrina, hasta el punto de que conversa con ella como con una amiga incondicional, que siempre está y estará presente en su vida:
“Pero tú no te has ido todavía, Marga. Al menos mientras yo resista este duelo con la vida. Pues la muerte no es el morir sino el ser olvidado, y yo te recordaré siempre. Aprendí a moverme en el mundo de lo invisible para poder capturar los fantasmas que tanta compañía me hacían de pequeña. […] Allí te presentí por primera vez, acurrucada en un rincón del alma, etérea y olvidada. […] Más tarde, reconocí tu nombre, Marga, y surgiste de lo oscuro para acompañarme en mi dolor. Te liberé de la herrumbre del cerrojo para descubrir tu enigma, y dar forma a tu memoria. En la vida, fuiste tu víctima y verdugo, mártir de tu corazón y suicida de tu amor. En la muerte eres ensueño, arte, magia e inspiración.” (Págs. 290 y 291)
Amarga Luz es una novela de una romanticismo atroz (en el sentido literal de la palabra), anacrónico para los tiempos que corren (¿¿De amor ya no se muere??), tremendamente conmovedora (sobre todo los diarios de la suicida), muy emotiva, de una belleza espeluznante, pero que a la vez intenta trasmitir además un mensaje positivo y esperanzador que me complace y como consecuencia me llena mucho emocionalmente.
JOSEPH B MACGREGOR https://thebronkus.wordpress.com/
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No lo conocía, parece interesante =)