Una bibliotecaria a la que se la pasado la flor de la juventud, arrinconada en la sección de Geografía, encuentra una mañana antes de abrirse todo el centro a uno de los habituales lectores durmiendo en su área. Desde ese momento, y durante las dos horas que preceden a la apertura del centro SophieDivry crea un monólogo de la anónima funcionaria con pocas respuestas de su interlocutor -ninguna escrita- al cual sermonea sobre su vida, sus lecturas, su trabajo, las signaturas bibliotecarias, (entre ellas la aberrante ausencia de la 400), sus escritores y personajes favoritos, los odiados y, como no, la famosa nuca de Martin que la tiene loca. LEER MÁS
Los libros sobre libros, librerías o bibliotecas deberían formar parte de un género especial, pues son mejor apreciados por los que aman la literatura, que los versados en flores, historia, amor, o ciencia-ficción. Todos los amantes de los libros nos sentimos identificados con ellos y sus personajes en mayor o menor grado. Eso es algo que nos hace empatizar con nuestra funcionaria aburrida de la vida y del trabajo.
Divry ha sabido condensar en una conversación de dos horas (de lectura equivalente) la esencia de la vida de esta mujer invisible, a la que nadie ve, ni siquiera cuando chocan contra ella (perdone, es que no la había visto) que aprovecha el semi secuestro de uno de los habituales de Geografía para darle un repaso que no olvidará en toda su existencia.
Capaz de llevar al absurdo y casi al esperpento la actitud de la buena señora consigue hacerla creíble y real para nosotros, que percibimos los ecos de ElfriedeJelinek o de MurielBurbery en su agotada psicología. Entretenida e instructiva por partes iguales pasea por totalidad la CDU de las bibliotecas explicando las signaturas por artes y lo que significan los numerajosyletracas que aparecen en en los cantos de los libros.
Obra sencilla e intemporal que podría estar escrita en cualquier momento del siglo veinte pero que sorprendentemente nos la trae BlackieBooks proveniente de una treintañera francesa.